viernes, 31 de diciembre de 2010

Las mejores del 2010


En este ultimo día del año ya puedo presentaros las que a mi juicio son las fotos más destacadas de las que he tomado durante el 2010.

No voy a detenerme en cada una de ellas porque ya he contado sus pormenores a lo largo de los diferentes posts que he ido publicando.

Si del año pasado decía que había sido escaso en fotos, este año lo ha sido aún más, no obstante las experiencias han sido igual o más enriquecedoras.

¿Qué nos deparará el año 2011? Permaneced atentos...

Nota: a la hora de realizar este collage he descubierto que el lightroom 3 resulta ideal.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Previsualización en el mundo digital vs el mundo analógico

Desde hace bastante tiempo soy fiel seguidor de Brooks Jensen, editor de la conocida revista LensWork, sus podcasts me resultan extremadamente inspiradores. Mientras iba de camino al trabajo esta mañana me he topado con dos de ellos que me han hecho recordar aquella entrada donde comentaba mi punto de vista sobre un artículo de Fernando Puche y que titulé “4.000 fotos en 10 días”.

Los dos podcast cuyos enlaces os pongo a continuación relatan muy bien la nueva forma de trabajar de aquellos que disparan en digital frente a la forma análogica de enfrentarse a la fotografía de naturaleza y el porqué en el primer caso es fácil acabar con un número mayor de fotografías tomadas que si trabajáramos en analógico.

Espero que os resulten tan reveladores como a mí:

LW0555: Previsualization, But Not in the Field
LW0556: Data Gathering in the Field

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Hablando de estrellas solares...

No hace mucho tiempo alguien me comentó que un elemento común característico de mi trabajo fotográfico es la estrella solar que aparece en algunas de mis fotografías. Es algo en lo que no me había parado a pensar hasta que me lo mencionaron. No me he puesto a comprobar en qué porcentaje de mis fotos aparece este elemento, pero no me hace falta conocerlo para saber que es superior al de la mayoría de fotográfos de paisaje. Más allá de serme familiar la técnica requerida para obtenerla, la inclusión de una estrella solar en la foto proporciona un punto de atención visual de un impacto quizás sólo superado por el de la figura humana.

Es indudable su valor y fuerza estética en una fotografia, pero la pregunta que me surge es hasta qué punto se puede y debe abusar de este tipo de recursos visuales una vez se convierte en el sello indiscutible del trabajo fotográfico de uno, y por tanto su obtención no nos requiere ya un esfuerzo extra; si nuestra meta, desde un punto meramente artístico, es progresar como fotógrafos.

He de confesar que no tengo una respuesta clara. Cuando salgo con el equipo fotográfico al hombro suelo ir con unas ideas más menos claras de lo que quiero pero si la escena delante de mi no me habla, no me comunica una sensación de momento único donde todos los elementos visuales, estéticos y ambientales confluyen de forma armónica, no suelo apretar el dispador de la cámara. ¿Debería evitar tratar de plasmar esa experiencia, que para mi tiene un sentido y que en cierto modo es única, por el hecho de acabar realizando un cliché más dentro de mi obra fotográfica? Hoy por hoy creo que no, aunque es cierto que cada día soy más selectivo con las fotos que hago y tiendo a repetirme menos si las fotos que voy a realizar se parecen ya a algunas que en su día no me llenaron, a pesar de que en el momento de estar frente a la escena, cámara en mano, ésta parezca decirme lo contrario.

Como parte del aprendizaje, lento pero continuo, en el que me veo inmerso soy cada vez más consciente de buscar “la foto” “bajo mi pies”. Me veo más atraído por esos paisajes íntimos, sin escalas y referencias que obligan al espectador a realizar un trabajo mental mayor y por ello, quizás, dedicar más tiempo a su contemplación. Suele ser este tipo de fotografía bastante menos planificada en mí que la de paisajes más abiertos y más clásicos. Para muchos será también menos evocadora por la falta de ese carácter contextual de elementos reconocibles, pero descubrir la armonía y la belleza en un pedacito naturaleza que pasa imperceptible al 99,99% de los humanos te llena de orgullo y satisfacción y deja sembrada el alma para en la próxima salida fotográfica salir con la ilusión y ganas de un niño en la vispera de Reyes.

Las fotos que acompañan estas líneas fueron tomadas el pasado fin de semana y pueden considerarse las últimas del año 2010, un año escaso en fotos pero no en experiencias. En una próxima entrada de mi blog presentaré un resumen de las mejores fotos de este año que acaba.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Mapas de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici



Me es grato anunciaros que la edición actual de los mapas del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici que edita la editorial Alpina incluye dos fotos mías en sus portadas.

¡Felices Fiestas!



Un año más os envío mis mejores deseos para estas fiestas. Que el nuevo año que va a dar comienzo venga cargado de ilusiones renovadas y vea cumplidos, si no todos, al menos parte de nuestros sueños y proyectos.

¡Qué la buena luz esté con todos vosotros y... sed felices!


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Visiones contrastadas

Tras un mes sin coger la cámara y hastiado del trabajo aproveché la primera oportunidad que tuve para subirme, esta vez en compañía de mi hermano, a uno de mis rincones favoritos de la sierra de Guadarrama, la Cuerda de las Cabrillas, que en estos meses de invierno tiene la orientación justa con un sol que se pone casi de frente.

A pesar de encontrar más nieve de la que me imaginaba mantenida por la bajas temperaturas de los últimos días, el atardecer fue de lo más soso y la inspiración reinó por su ausencia.

No obstante pude traerme un par de fotos, ambas radicalmente distintas. La primera de ellas producto de concentrar mi búsqueda a escasos metros de mis pies, olvidándome del paisaje que se abría ante mi. La luz de sol tamizada por la nubes bañaba un pequeño saliente donde el viento había acumulado la nieve. Decidí utilizar un diafragma abierto para concentrar la atención en la zona iluminada manteniendo desenfocado los extremos a la sombra. Se trata de una foto donde se pierde toda referencia de escala, y la sencillez es la verdadera protagonista.

La segunda foto, más clásica, me dio pie a practicar una vez más una técnica que cada día se está poniendo más de moda con el fin de conseguir profundidades de campo ilimitadas. Me atraían las formas heladas de la lengua de hielo y como éstas conducían las mirada hasta las cumbres del fondo y el sol, pero estando a unos escasos 20cm era imposible mantener a foco toda la escena. Así que recurrí a fotografiar el mismo encuadre cuatro veces variando únicamente el punto de enfoque con el diafragma fijado a f/13 para máximizar la calidad de imagen. Con el liveview de la cámara y al 200% no fue problema enfocar manualmente los puntos elegidos. En casa uní esas cuatro fotos con el programa Helicon Focus y voilá, este es el resultado.


jueves, 18 de noviembre de 2010

Nuevo taller de fotografía invernal


Ya se encuentra disponible en mi web toda la información referente a este taller que tendrá lugar en la Sierra de Guadarrama el próximo 22 y 23 de enero.

Combinará una salida práctica hasta las últimas horas del atardecer con una clase de revelado digital, el segundo día, en el que además comentar las fotos realizadas podremos ver algunas de las técnicas de procesado que suelo utilizar más habitualmente.

Si estáis interesados ya sabéis... "Taller de fotografía invernal"


martes, 9 de noviembre de 2010

Nuevas fechas para el curso de Photoshop y próximos talleres

Por petición popular hemos movido de fechas el curso de Photoshop para fotografía de paisaje, inicialmente previsto para diciembre, a febrero (días 19 y 20) de forma que ahora empieza y acaba el mismo fin de semana. De esta forma ahora es mucho más asequible para todo aquel que viva fuera de Madrid y tenga que trasladarse.

Así mismo para el 2011 está previsto, de momento, desarrollar dos talleres más de fin de semana. El primero de ellos será un taller de fotografía invernal en el mes de enero en la Sierra de Guadarrama, y constará de una sesión de campo (sábado) y una sesión de procesado (domingo). El segundo taller previsto tendrá lugar en Cantabria durante la primavera (fechas exactas aún por decidir) y se centrará en la fotografía de paisaje en entornos costeros. Próximamente tendréis información más detallada de ambos.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Los milagros existen

Tras pasar la mañana fotografiando el Valle de Ansó durante el segundo día de taller y tocar retirada cuando la frecuencia de la lluvia fue en aumento la predicción meteorológica no auguraba mejores condiciones para la práctica de la fotografía en la sesión de tarde. Pasar el resto de la jornada tras una buena comida en el hotel no era lo que a unos nos apetecía más. Así que tras el postre mientras algunos se dedicaron a descansar y reponer fuerzas cinco de los asistentes al taller (de los 16 que éramos) y yo decidimos salir en dirección a la Selva de Oza a pesar de la constante lluvia que desde hacía horas seguía cayendo. Al fin y al cabo era la última tarde que íbamos a pasar en este bello paraje en su máximo apogéo otoñal y había que jugársela hiciera el tiempo que hiciera.

Según nos acercábamos a la Boca del Infierno y entre conversaciones en el coche comenté, casi más para mi mismo que para mis acompañantes, que en algunas ocasiones los milagros existen. Al poco tiempo, casi sin creérnoslo, vimos como tras nosotros las cumbres al otro lado del río aparecían iluminadas por el sol. No nos explicábamos muy bien cómo pero el sol conseguía escaparse a través del espeso manto de nubes. En ese momento nuestras dudas se transformaron definitivamente en esperanzas.

Pasado un recodo de la carretera vimos como el río se abría paso con fuerza saltanto entre las rocas en un rincón de especial belleza. Mi primera intención al salir del hotel era marchar hasta el final de la Selva de Oza, donde el valle se abre y donde, en dirección sur, se obtiene una panorama de varias cumbres en sucesión a ambos lados, que a contraluz podría ofrecer un gran potencial.

La visión que obtuvimos del río en ese momento no me lo hizo pensar dos veces y en cuanto di con una zona abierta al borde de la carretera para dejar los coches eché el freno abandonado mi idea original.

Al salir ya no llovía y según nos acercábamos a la zona que habíamos localizado vimos como hacia el sur el cielo comenzaba a abrirse y las nubes comenzaban a dibujar un atardecer que horas antes nos había parecido imposible. El colorido del barranco era espectacular y quedaba más acrecentado si cabe por la reciente lluvia.

Estábamos situados en la margen derecha del río y en ambas direcciones, tanto hacia al norte como hacia el sur había claras posibilidades fotográficas. Hacia el sur un cielo con claros y nubes dio pie a practicar el uso del degradado neutro con perfiles irregulares y condiciones complicadas de luz. Hacia el norte el barranco humedo y a la sombra ofrecía grandes posibilidades compositivas para extraer la belleza del otoño del caos de troncos, ramas, arbustos y colores reinantes. Todo un desafío.

En algo menos de seis metros cuadrados seis trípodes con sus patas entrecruzadas trataban de plasmar la belleza del entorno sin mucho margen de maniobra.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-40mm f/4L IS USM,
polarizador, trípode, 1s @ f/11 ISO 400

Justo a mis pies vislumbré un encuadre que me llamó poderosamente la atención en el que árboles y rocas parecían configurar una ventana multicolor hacia el río abriéndose paso. El blanco de la espuma era el factor que complicaba más la exposición así que durante la toma me aseguré, observando el histograma, de no quemar las altas luces. En tiempo de post-procesado he tratado de dejar aún más patente las texturas del agua que me preocupé de plasmar en el campo empleando un tiempo de exposición de 1 seg. Con exposiciones más largas y según la distancia y velocidad del agua ésta adquiere un aspecto más sedoso y homogéneo que no era lo que quería reflejar. Tiempos más bajos me habrían dado mejores resultados pero habría comprometido la profundidad de campo o la calidad de la imagen con ISOs superiores a 400.

Poco tiempo más tarde comenzaba de nuevo a llover y la luz había perdido ya su encanto. Era el momento de regresar al hotel y comenzar las sesiones teóricas programadas para esa tarde.

Tanto Juan, como Silvia, Juan Antonio, Jesús, Doroteo y yo nos volvimos con una sonrisa por el momento vivido. En parte porque nadie daba un duro por ello y en parte por la alegría de poder haberlo compartido entre amigos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

A la vuelta del taller...

Hace hoy justamente una semana daba comienzo el taller de fotografía de paisaje otoñal que impartía junto con Daniel Vega de Escuela291, en el Valle de Hecho.

Las condicines meteorológicas no fueron todo lo favorables que hubiéramos deseado para el mejor desarrollo del taller con más lluvias de las deseables. Pero como no todo iba estar en nuestra contra, el otoño lo pillamos en su mejor momento de máximo colorido y esplendor y cuando la lluvia nos daba tregua, la luz difusa que reinaba era la ideal para el tipo de fotografía que perseguíamos.

A parte de los consejos puramente prácticos como uso de los filtros degradados neutros, o técnicas de composición aprendimos la lección de que el Mal tiempo es Buen tiempo en la fotografía de paisaje. Y para muestra de lo que dio de sí el taller nada mejor que una selección de unas cuantas joyas fotográficas con las que los asistentes pudieron volverse a casa:


valle de hecho (1 de 1)-35
© Javier Olmedo

Otoño en el Valle de Anson (Fall in Anson Valley)
© Juan Álvarez

Equilibrio (Balance)
© Silvia Nuñez

Valle de Anso (Huesca)
© Doroteo Tobarra

Dedicada a Enrique F. Ferrá.
© Juan Antonio Sánchez

Este ha sido el primer taller pero ya se están preparando próximos encuentros para el año que viene con nuevas localizaciones y nuevos retos.

¡Estad atentos!

lunes, 27 de septiembre de 2010

Últimas plazas para el taller de otoño


Quedan pocas plazas para el taller de fotografía de paisaje otoñal que impartiré el último fin de semana de octubre en el Valle de Hecho.

Si estás interesado no te lo pienses mucho. Haz tu reserva ya.

Más información AQUÍ.

eBooks sobre fotografía (II)




Recientemente he dado con otra colección de ebooks de un conjunto de fotógrafos que sigo desde hace tiempo y que han decido aunar esfuerzo bajo un proyecto común de nombre Visual Wilderness.

La calidad y belleza de sus fotografías hacen de la colección de ebooks que ofrecen algo totalmente recomendable.

Darwin Wiggett, Samantha Chrysanthou, Jay Patel y Varina Patel ofrecen ebooks que van desde la gratuituidad total hasta los $9,95.

A disfrutarlos!!

martes, 21 de septiembre de 2010

eBooks sobre fotografía

Desde que hace algunos meses adquirí un iPad mi interés por los eBooks especializados en fotografía ha ido en aumento. Si disponéis del tablet de Apple agradeceréis su lectura. Para los que no lo tengáis el contenido y posibilidad de contemplar las fotografías a gran tamaño hará las delicias de vuestro tiempo libre.

A continuación os presento una lista de ebooks en formato PDF centrados en su mayoría en la fotografía de paisaje.


CRAFT&VISION

A fecha de hoy es posible encontrar más de 16 ebooks al precio de $5 cada uno. Se ofrecen tanto en formato PDF como aplicación para el iPad descargable desde la App Store. Las principales aportaciones vienen de la mano de David duChemin y se centran en aspectos relacionados con la creatividad y monógraficos sobre distintos viajes.


GUY TAL

Creative Landscape Photography es el primer ebook del conocido fotógrafo con sede en Utah, Gay Tal. Es sin duda uno de mis fotógrafos de paisaje favoritos, tanto por su visión creativa como por la facilidad de palabra a la hora de transmitir lo que sabe. Su primer eBook, con 86 páginas al precio de $9,95, nos habla de todas las fases que acontecen en el proceso creativo de una imagen, desde su concepción hasta su presentación.





WILLIAM NEILL

Este reconocido fotógrafo de paisaje norteamericado cuenta en su haber con 4 ebooks que ofrece al precio de $10 cada uno.






BRUCE PERCY

Este fotógrafo paisajista británico, del que ya hable en un post anterior, ofrece más de 15 ebooks con precios que oscilan desde las £8 hasta las £18 cubriendo temas que van desde los aspectos meramente técnicos y creativos hasta monográficos sobre distintos viajes.





IAN PLANT y JOSEPH ROSSBACH

Ian Plant y Joseph Rossbach son dos paisajistas norteamericanos que sigo de cerca y que también ofrecen distintos ebooks con unas fotografías impresionantes.

Hasta la fecha cada uno ha sacado dos ebooks. Los de Ian Plant al precio de $8 y los de Joseph Rossbach al precio de $9.95 y $7.95.



Otros autores menos conocidos con títulos interesantes son:







BRENT PEARSON, con un ebook de 80 páginas sobre “Night Photography and Light Painting” al precio de $19.95.





Mitchell Kanashkevich, con dos ebooks al precio de $12Seeing the light: Making the most of available light and minimal equipment” y “Understanding post-proccessing





PATRICK SMITH nos presenta un no menos que curioso ebook sobre “Learn landscape photography from the old masters of painting” al precio de $19.95







Espero que os sean útiles y entretenidos!

martes, 14 de septiembre de 2010

Cómo se hizo: Secús al rojo

CAPTURA

Como ya conté en el relato de mi última escapada la imagen que os voy a "diseccionar" la tenía visualizada semanas antes de haberla tomado con lo cual tenía bastante claro el encuadre, lo que quería transmitir y el mejor momento para obtenerla.

Cuando llegué al lugar fijado esa mañana y comencé a trabajar la foto el primer impedimento surgió al comprobar que en el encuadre elegido aparecían un grupo de tiendas de vivos colores cerca de donde había dormido. Tuve así que desplazarme a la izquierda para ocultarlas con el dolmen. El nuevo encuadre aunque me convencía era sensiblemente peor que original y no quedaba tan equilibrado. Tenía dos opciones, o dejaba el primer encuadre y clonaba las tiendas en PS o las “hacía desaparecer” en el momento de hacer la foto. En ese momento me pareció más adecuado la segunda opción.

Salvado este primer escollo tenía claro que las cumbres del fondo no debían perder protagonismo por lo que me alejé unos pasos cerrando el encuadre hasta equilibar el tamaño del dolmen junto con el de las montañas detrás suyo.

A veces uno con el gran angular en la mano se deja llevar por la inusual y llamativa perspectiva que dan los grandes angulares pero se corre el riesgo de reducir a la mínima expresión los fondos y en paisajes de montaña hay que tener cuidado pues muchas veces lo que nos atrae es precisamente la majestuosidad de las cumbres que nos rodean. Así pues antes de apretar el botón conviene preguntarse qué es lo que nos atrae de la escena que tenemos delante y qué podemos hacer para plasmarlo y transmitírselo de la forma más clara posible al espectador que contempla nuestra fotografía.

Al poco rato de fijar el encuadre definitivo y hacer las primeras fotos de rigor con el único fin de ir “calentado motores” los picos más altos empezaron a teñirse de rojo. Comenzaba el espectáculo. Por la orientación de la toma, 90º con respecto a la salida del sol, el polarizador intensificó el azul del cielo de forma espectacular destacando los escasos jirones de nubes. Para equilibrar las luces del primer plano y del fondo sólo fue necesario un filtro degradado neutro de 2 pasos de transición fuerte movido con la mano durante los seis segundos que duró la exposición con el fin de suavizar la zona de transición. No obstante la pared de la derecha quedaba oscurecida delatando el uso de dicho filtro y no había forma de evitarlo in situ, por lo que hice otra toma sin degradado para luego en tiempo de post-procesado poder trabajar dicha zona y eliminar toda evidencia de utilización del filtro. Puesto que hice varias tomas con el mismo encuadre, a muchos os surgirá la pregunta de por qué no prescindí del filtro degradado neutro desde el primer momento (¡con lo que cuesta estar sujetándolo durante 6s!) y hacer directamente un digital blending o un HDR. La respuesta es que el filtro degradado neutro proporciona una saturación de colores única que me llevaría tiempo obtener en PS.


POST-PROCESADO

Tras unos ajustes básicos en Lightroom el primer paso fue importar las dos fotos que hice como capas en PS. Jugando con máscaras fuí capaz de eliminar la parte oscura de la roca de la derecha que delataba el uso del filtro degradado. Lo siguiente fue utilizar unas curvas como capa de ajuste. Una primera para aumentar el contraste mediante una curva en ‘S’ y una segunda para aportar algo de calidez extra, subiendo y bajando los canales rojo y azul respectivamente.


La foto así tratada estaba casi lista pero cuanto más la miraba más me daba cuenta de que había algo que no me terminaba de convencer. Tanto detalle en las hierbas del primer plano desviaban mi atención y no era un tema de más o menos enfoque. Un efecto Orton pero más suavizado era lo que quizás necesitaba. Decidí ver si la web The Light’s Right tenía alguna acción en este sentido y voila! el paquete de acciones TLR Diffuse Glow era lo que necesitaba confiriendo un sutil efecto de suavizado en los detalles de las hierbas. El penúltimo paso que, excepto en contadas ocasiones, hago siempre a todas mis fotografías es una Mejora de Contraste Local a través de una máscara de enfoque y, por fin, el último paso, un "enfoque para web".

Estos y muchos otros aspectos y métodos de procesado se veránen el próximo Curso de PS para fotografía de paisaje.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Escapada a los Valles Occidentales del Pirineo (2ª parte)

(1ª Parte)

AGUAS TUERTAS

Durante el regreso, por el mismo camino que había recorrido el día anterior, no quise irme sin inmortalizar el ibón de Acherito. La luz era horrible pero con el único deseo de llevarme una foto testimonial de este paraje dediqué unos minutos a buscar un encuadre que me satisficiera.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM,
densidad neutra -6, polarizador, trípode, 8s @ f/19 ISO 100

Tras dos horas y pico de caminata bajo otro cielo inmaculado llegué al lugar que veinticuatro horas antes había abandonado. Con los pies algo doloridos no se me antojó nada mejor que hacer que comer junto al coche con los pies en remojo en las frescas aguas del río Aragón Subordán. Tras una deseada siesta emprendí el recorrido hacia el llano de Aguas Tuertas.

La mitad del recorrido por una pista forestal se puede hacer en coche remontando el valle de la Guarrinza. Desde el parking habilitado para no más de treinta coches y en una hora tras salvar unos fáciles 250 m en zigzag se llega una preciosa llanura tapizada de verde y surcada por el río Aragón Subordan abriéndose paso en tortuosos meandros, de ahí el nombre de Aguas Tuertas.

Al fondo de este valle de origen glaciar se encuentras las sierra de Secús, que como telón de fondo sería protagonista indiscutible de las fotografías que tenía en mente. Por su orientación este-oeste la cara norte de esta sucesión de cumbres entre los 2.300 y los 2.500 m se presta muy bien en verano a ser fotografiada tanto al atardecer como al amanecer desde este lugar.

Otro de los elementos que tenía intención de incluir en mis fotografías era el clásico dolmen, vestigio de antiguas civilizaciones que mucho tiempo atrás poblaron estas montañas.

La zona que localicé para acampar, protegido del viento por unas grandes rocas era tan agradable que esa tardé decidí que no montaría la tienda y dormiría al raso. Nunca lo había hecho y la ocasión se prestaba muy bien para probar.

Aquella tarde tuve tiempo de sobra para recorrerme los alrededores y explorar diferentes encuadres y puntos de vista. No obstante la imponente sierra de Secús, desde que llegué, estuvo tapada por la nubes y no tuve opción de sacarla en ningunas de las fotos que esa tarde tomé hasta bien avanzada la noche.

Localizado el dolmen verifiqué que se adecuaba muy bien a ser incluido en alguna de las tomas que tenía en mente.

Tras una rápida cena interrumpida por un grupo de excursionistas que buscaba zona donde poner sus tiendas, cogí el equipo con la firme intención de explotar los últimos minutos de luz antes de que el sol de ocultará. Desde uno de los promontorios que se alzan sobre el valle se obtenía una panorámica estupenda del todo el entorno y cómo el río va dibujando sus meandros a través de el valle. La foto panorámica, con varias tomas era obligada, aunque la diferencia de luminosidad me obligó a tirar más de las estrictamente necesarias en condiciones no tan exigentes de luz.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM,
degradado Neutro -2 Hard, polarizador, trípode,
panorámica de 4 fotos verticales con HDR, 1,5-10s, f/19, ISO 100



Llegada la noche y tomando el dolmen como sujeto principal de mis encuadres probé a realizar algunas nocturnas pintando el conjunto de piedras con mi frontal. Ya sabía de antemano que las condiciones iban a ser poco propicias para la realización de nocturnas pues la luna llena hacia justo su aparición frente al encuadre elegido durante esas primeras horas de la noche. No obstante dediqué cerca de una hora a realizar diferentes exposiciones mientras las nubes bañadas por la fría luz de la luna se paseaban frente a mí a los pies de las paredes de la sierra de Secús. Las condiciones de luz cambiaban a cada segundo, unas veces la luna brillaba con fuerza iluminado todo el entorno. En otras quedaba casi oculta por las nubes y se prestaba muy bien a ser incluida en el encuadre. Fueron muchas las fotos que tomé sin variar el encuadre con la intención de disponer de material con el que conseguir una foto que me trasmitiera lo más fielmente posible lo que esa noche viví.

El espectáculo visualmente fue increíble pero me hubiera gustado poder obtener más estrellas, cosa que habría conseguido si la luna hubiera salido justo detrás de mi o por un lateral. De todas formas es lo que había y el reto estaba en hacer algo atractivo con las condiciones que se daban.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
pintado con luz, trípode, 30s @ f/5,6 ISO 800

Tras una noche agradable, donde pude entregarme al sueño más de lo que imaginaba, sonó la alarma del móvil y al abrir los ojos vi que el día ya estaba empezando a clarear con un cielo limpio sin nubes. Demasiada claridad me pareció ver en esos primeros segundos en los que el cerebro aún sigue medio adormilado. Tras sonar la alarma me había quedado unos minutos más en el saco y al despertar repentinamente el tiempo se me había echado encima. Tras consultar el reloj vi que sólo disponía de pocos minutos antes de que saliera el sol. Puesto que las condiciones eras las adecuadas para la foto que perseguía el nerviosismo y el temor de llegar tarde se apoderaron de mi y en el mínimo tiempo que pude me vestí y me dirigí casi a la carrera hacia la zona del dolmen. Busqué un encuadre donde quedará patente el protagonismo de este monumento pétreo pero a la vez la majestuosidad de la sierra que se levantaba por detrás. Ello me obligó a retrasar unos pasos el punto de vista inicialmente elegido y utilizar una focal media (60mm). Cerrando de esta forma el encuadre conseguía equilibrar como quería los dos motivos principales de la foto. Con el encuadre ya fijado sólo era cuestión de esperar y tras unos minutos la sierra comenzó a teñirse de rojo. Polarizador, filtros degradados, foto1, foto2, ...fotoN. Finalmente el objetivo se había conseguido y otra foto soñada quedaba inmortalizada para ser testigo de otro bello espectáculo natural.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
degradado Neutro -2 Hard, polarizador, trípode, 6s @ f/19 ISO 100

Mientras la luz conservaba parte de su magia dediqué la siguientes horas, cual saltimbanqui, a recorrer y fotografiar otros puntos de vista, unos con la sierra de Secús como telón de fondo, otros tratando de capturar parte del encanto y sobrecogimiento que produce el valle de la Guarrinza surcado por el fino hilo de plata del río Aragón Subordán.

Tras un frugal desayuno la escapada se podía dar por concluida. En algo menos de una hora ya estaba junto al coche para emprender mi regreso a tierras madrileñas.

No he querido profundizar mucho en los pormenores de cada fotografía por no hacer el relato extremadamente farragoso, así que en las próximas semanas desmenuzaré algunas de las fotos publicadas detallando el cómo y el porqué en tiempo de ejecución y las decisiones que he tomado en tiempo de post-procesado. Estad atentos!

viernes, 3 de septiembre de 2010

Curso de Photoshop para fotografía de paisaje



El próximo 11 y 18 diciembre ofreceré un curso sobre las distintas técnicas que utilizo yo para el procesado de mis fotografías. Iremos desde lo básico, revisando el concepto de histograma y de capas, profundizaremos bastante en el uso de máscaras y terminaremos con temas algo más avanzados como el uso de Smart Objects y técnicas de Digital Blending.

El objetivo principal de este curso no es tanto repasar todas las herramientas que ofrece Photoshop como asentar unas bases para que cada fotógrafo se desenvuelva con facilidad por si sólo en nuevas técnicas y métodos de trabajo más avanzados.

A partir de aquí sólo la imaginación y el buen gusto será lo que tenga que trabajar el fotógrafo para llevar cada una de sus fotografias al máximo nivel de calidad.

Encontraréis más información y detalles del temario en el siguiente enlace: Curso de Photoshop para fotografía de paisaje.

En mi web, en la sección Talleres disponéis de todos los cursos y talleres que se irán organizando.

Sed bienvenidos!

domingo, 29 de agosto de 2010

Escapada a los Valles Occidentales del Pirineo (1ª parte)

Hace un año con el nacimiento de mi hija tuve que posponer una escapada al Pirineo que hacía tiempo tenía planificada. Este año parecía que se daban las circunstancias para coger el equipo fotográfico, la tienda y el saco y pasar unos días en solitario con la intención de volver a revivir las sensaciones de la escapada del 2008.

La zona elegida eran los alrededores del Midi d’Ossau, en el Pirineo francés. Sin embargo a última hora tomé la decisión de cambiar de destino. Otra zona en mi lista se adecuaba más a las nuevas circunstancias. Quería aprovechar la escapada para recorrer algunos de los itinerarios programados para el taller de otoño que tendré oportunidad de impartir en el Valle de Hecho a finales del próximo mes de octubre. Algunos ya los conocía, pero otros eran nuevos. El plan estaba claro, tras dedicar las primeras veinticuatro horas a inspeccionar nuevos enclaves y recorridos para el taller los siguientes dos días los pasaría visitando los ibones de Acherito y Ansabère, éste último ya en territorio francés, y el valle de Aguas Tuertas, nacimiento del río Aragón Subordan y eje central de todo el Valle de Hecho.

Un fuerte borrasca me obligó a retrasar un día la salida del viaje con el fin de evitar una noche en la tienda pasada por agua. En los días que siguieron el anticiclón se asentó y pude disfrutar de unas noches tranquilas aunque frescas bajo las estrellas. Fotográficamente tampoco era lo más favorable pero es lo que había.

El día que llegué y tomando como base el camping de Zuriza pude dedicar el resto de la jornada a recorrer diversos senderos por los alrededores e interior del bosque de Gamueta. Mi intención para esa tarde no era tanto traerme fotos como familiarizarme con sus posibilidades para cuando llegue el otoño. El lugar no me dejó indiferente pero aún así, a años luz de lo que debe ser cuando los amarillos y ocres pinten el entorno, la zona me embaucó lo suficiente como para inmortalizar parte de lo que vi. En otoño tiene que ser un auténtico deleite sumergirse en el encanto de estos
bosques.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
Polarizador, trípode
, 3s @ f/19 ISO 100

ACHERITO Y ANSABÈRE

Tras dedicar las primeras horas de la mañana a recorrer otro de los valles de la zona comencé el ascenso hacia el ibón de Acherito, clásico recorrido entre los excursionistas que esos días visitaban el Valle de Hecho y la Selva de Oza. Dos horas y media y más de 600m de desnivel me separaban de este bonito lago del Pirineo. Un cielo limpio de nubes y un sol de justicia me acompañaron durante todo el recorrido y me hicieron desistir cualquier intento de sacar la cámara. Parte del encanto de este ibón son las escarpadas cumbres que, como un anfiteatro, lo rodean por su extremo nororiental. Esta orientación hace que en los meses estivales el sol apenas incida sobre ellas. Por este motivo, de intentar fotografiar algo sería al atardecer durante el crepúsculo y contando con que hubiera nubes.

Tras pasar las primeras horas de la tarde recorriendo su entono y disfrutando de una soledad sólo interrumpida muy de vez en cuando por algún que otro excursionista, continué mi recorrido hacia el ibón de Ansabère, donde tenía intención de pasar la noche. El porqué de acampar en este lugar no era casual. Había visto alguna foto de la panorámica que se podía obtener desde este sitio y la época del año era más que propicia para un buen amanecer. A medida que ganaba altura y el ibón de Acherito se hacía cada vez más pequeño, el viento ganaba en fuerza y la sensación térmica caía en picado. Una vez dejado atrás el ibón y desde el sendero que recorre el collado que divide la parte francesa de la parte española el viento alcanzó su apogéo. A mi izquierda se divisaba todo el Valle de Hecho con el Castillo d’Acher destacando en la lejanía. Y a mi derecha el circo de Lescún, que como una gran hoya de roca tapizada de verde a medida que gana profundidad, se encontraba ya prácticamente tapado por las nubes. Hacía allí me tenía que dirigir. A duras penas lograba vislumbrar las Agujas de Ansabère. Las nubes las envolvían y sólo ocasionalmente me permitían vislumbrar sus perfiles amenazantes tan característicos. El viento, el frío y el deseo de llegar me quitaron las ganas de sacar cámara y trípode para inmotalizar esta vista.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
Polarizador, trípode,
HDR de 0,5s, 1s y 2s @ f/19 ISO 100


Llegado al punto en el que el sendero gira en redondo y comienza a perder altitud un grupo de excursionistas franceses se encontraban en medio del vendaval haciéndose fotos. Tras el pertinente saludo comencé el descenso en zigzag hasta la pequeña laguna. En algo más de media hora me encontraba buscando un lugar donde poner la tienda. Los mejores sitios a sotavento y al pie de una gran pared de roca ya estaban ocupados por las tiendas de los franceses. La mejor opción, aunque lejos de ser del todo favorable, la encontré a orillas del pequeño ibón. Dormir en pendiente sabía que no iba a resultar muy cómodo pero era lo mejor que pude encontrar.

En mis planes contemplaba la opción de volver al ibón de Acherito para el atardecer pero dos horas antes de la puesta de sol me encontraba inmerso en una espesa niebla que me quitó de la cabeza cualquier intento de salir de la tienda cámara en mano.

Ese día cené pronto y me sumergí en el saco poco después. A la mañana siguiente y tras una noche más tranquila de lo que en principio imaginaba, en cuando sonó la alarma del móvil asomé la cabeza por la cremallera de la tienda y el panorama que se abrió ante mi fue el de un día limpio que a duras penas recordaba lo que había sido la tarde anterior. El perfil montañoso, con el Petrechema (2.366 m) y la Mesa de los Tres Reyes (2.444 m) alzándose frente a mi tienda, se recortaba sobre un cielo azul impoluto y se reflejaba sobre las aguas del ibón a mis pies.

Al ver ese cielo despejado sin nubes lamenté no haberme levantado en plena noche para inmortalizar el entorno bajo un cielo estrellado. La sola idea de abandonar el calor del saco y sumergirme en el frío de la noche muerto de sueño me parecía una autentica locura. Qué distintas se ven las cosas ahora en casa mientras redacto estas palabras.

Como un rayo me vestí y salí de la tienda. A pocos metros monté el trípode y comencé a retratar el panorama que se abría ante mí. La luz del crepúsculo, minutos antes de la salida del sol, que los anglosajones llaman “alpenglow” (resplandor alpino) confiere al paisaje montañoso una luminosidad especial casi irreal que me ocupé de inmortalizar.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
Polarizador, trípode, 4s @ f/9,5 ISO 400
Panorámica de 5 fotos verticales con HDR en dos de ellas

Para la perspectiva que me gustaba no encontraba ningún primer plano que pudiera complementar apropiadamente la escena que tenía ante mí. Así que decidí concentrarme en lo que realmente me atraía: las cumbres y sus reflejos sobre el ibón. No dejé de aprovechar la ocasión para autorretratarme. Estas fotos siempre las echo de menos cuando vuelvo de una escapa en solitario así que esta vez no desaproveché la oportunidad. En la segunda foto que hice las cumbres comenzaron a teñirse del tan ansiado color carmesí. El encuadre estaba claro y no tenía ni muchas otras opciones ni tiempo para buscar nuevos encuadres. El sol avanzaba en su recorrido y las tonalidades sobre las cumbres cambiaban a un ritmo vertiginoso. No obstante el verdadero reto estaba en pillar el agua lo más inmóvil posible para sacar un buen reflejo entre racha y racha de la brisa matutina. A veces la espera resultaba desesperante.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM,
Polarizador, trípode, 3s @ f/16 ISO 100

Tras una hora haciendo fotos y probando diferentes encuadres sin encontrar un primer plano que me convenciera quise probar con unas rocas sumergidas. Para entonces la luz casi había perdido su magia y se acercaba el momento de desayunar, desmontar la tienda y ponerme de nuevo en marcha.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM,
Polarizador, trípode
HDR de
0,5s, 1s y 2s @ f/22 ISO 100

Las condiciones meteorológicas sin ser las optimas para un fotógrafo de naturaleza, pues los cielos limpios rara vez dan opción a crear fotos llamativas y con dramatismo, al menos me ofreció el espectáculo visual de contemplar las montañas cuando reciben los tan ansiados primeros rayos de sol. Los reflejos proporcionados por el pequeño lago pirenaico aumentaron más si cabe la belleza de este caleidoscopio natural.

No he querido profundizar mucho en los pormenores de cada fotografía por no hacer el relato extremadamente farragoso, así que en las próximas semanas desmenuzaré algunas de las fotos publicadas detallando el cómo y el porqué en tiempo de ejecución y las decisiones que he tomado en tiempo de post-procesado. Estad atentos!

miércoles, 25 de agosto de 2010

Nueva escapada al Pirineo

Próximamente publicaré el relato de mi última escapada por tierras pirenáicas. Tres días en las montañas de Huesca en solitario acampando junto a lagos y ríos que me han traído momentos, escenas y luces inolvidables.

Como toda escapada de este tipo a uno le sabe a poco, pero aún así amoldándome a las condiciones que la naturaleza a uno le impone he podido traerme fotos que ya tenía en mi cabeza antes de partir, otras producto de la improvisación y otras que siguen estando en el fondo de mi imaginación para mejores ocasiones.

Por no hacer el relato muy extenso lo publicaré en dos entradas consecutivas con una semana de diferencia.


Permaneced atentos!

domingo, 18 de julio de 2010

Nuevos proyectos

El próximo otoño me embarcaré en una aventura que hacía tiempo tenía ganas de poner en práctica.

En colaboración con el fotógrafo Daniel Vega se me ha brindado la oportunidad de poder compartir mis conocimientos de una forma más directa y cercana a través de distintos talleres de fotografía de paisaje. El primero de ellos tendrá lugar el último fin de semana de octubre en la bella región pirenaica del Valle de Hecho y Selva de Oza.



Encontraréis más información en el programa del taller. Quien desee asistir que no lo deje para el último momento. Las plazas son limitadas!!

En los próximos meses daré a conocer más talleres que tedrán lugar durante el 2011. Estad atentos.

miércoles, 9 de junio de 2010

4.000 fotos en 10 días

Recientemente he leído la última publicación de Fernando Puche en DSLR Magazine. Si no lo habéis leído, os animo a hacerlo antes de que la retiren.

En ella Fernando nos habla de que en un fotógrafo con un mínimo de experiencia y visión fotográfica no es justificable hacer cientos o miles de tomas por ejemplo en 10 días. Textualmente afirma "que sólo justifico esa ingente cantidad de instantáneas en dos casos: o estamos trabajando o somos aún novatos. Alguien que lleve más de dos lustros fotografiando, por decir una cifra redonda, debería empezar a tener claro qué es lo que quiere captar y cómo desea hacerlo. Una persona que no vive de ello pero lleva años haciendo fotos, y hace 4000 en diez días, o no sabe lo que quiere fotografiar (y asumo que muchos volverán a ponerme a parir por decir esto) o no quiere enterarse"

Es cierto que con el paso del tiempo y a medida que uno adquiere visión fotográfica es más consciente de lo que quiere, de lo que va a funcionar y de lo que no antes de sacar incluso la cámara de la mochila. Sin embargo, por raro que pueda parecer a primera vista, ese conocimiento no implica necesariamente ser comedido con el número de fotos a realizar.

Hoy, por casualidad me he topado con una entrada en el blog de David duChemin, gran fotógrafo, escritor y divulgador norteamericano, en la que precisamente realiza un enfoque opuesto a lo comentado por Fernando Puche. Sus palabras me han traido a la mente lo que ya en su día comentó Art Wolfe sobre su forma de trabajar un motivo. Precisamente, si por algo destaca Art Wolfe, además de por su excelente calidad fotográfica, es por el gran número de fotos que realiza. Puede achacársele que si trabaja de esta forma, que ahora comentaré, es porque entra en el grupo de los que están trabajando, como comenta Fernando, pero su forma de enfrentarse a una escena es aplicable tanto a los que viven de la fotografía como a los que no.

Tanto David Duchemin como Art Wolfe, una vez localizado un motivo con potencial empiezan a hacer fotos sin tener una idea clara de lo que finalmente obtendrán. Lo hacen a modo de calentamiento, con el único fin de ir obteniendo un conocimiento más profundo del sujeto que están fotografiando. Algunas veces esto les permite darse cuenta de que "la foto" está en un detalle dentro del primer encuadre probado, pero en otras suelen ser las condiciones cambiantes de luz las que determinan la foto óptima. Su forma de trabajar no es muy distinta a la de un escritor que va tomando notas sueltas en una libreta para su futuro libro.

Hablando por pura experiencia, no es muy raro en mí acabar con varias decenas de tomas de un mismo motivo e incluso sin variar el encuadre. Casi todas son distintas. En las primeras el sol aún no ha salido, fotos más tarde el cielo ha adquido ciertas tonalidades que no tenían las primeras, y en las últimas los primeros rayos de sol inciden como jamás habría soñado sobre las rocas creando unos reflejos dificilmente predecibles. Otras veces, las tomas extras obedecen ni más ni menos a la necesidad de tener material de sobra del que tirar en el post-procesado para afinar la foto final, por ejemplo para sacar detalles allí donde el filtro degradado neutro se hace patente.

Capturar el momento decisivo muchas veces no es cuestión de esperar a que ocurra de forma pasiva, sino de forma activa haciendo fotos y más fotos. Al final, en casa, con la tranquilidad y la ausencia del estrés que supone la fotografía de acción (lease fotografía de paisaje, :-) ) es cuando estamos en las mejores condiciones de elegir la mejor foto de las 40 0 50 que hemos hecho en esa playa que tan buenas vibraciones nos traía.

Está claro que cada uno tiene su forma de trabajar, pero hacer "4.000 fotos en 10 días" no tiene porqué ser sinónimo de novato o de no tener claro qué fotografiar.



martes, 8 de junio de 2010

Primeros rayos

Últimamente no saco mucho tiempo para dedicarle a la fotografia. La familia y el trabajo absorbe más de lo que uno en ocasiones desearía. Aún así con algo de sacrificio soy capaz de sacar algo de tiempo y mantener mi mente con un mínimo de tono fotográfico. No es lo ideal, porque como ya reconocía Galen Rowell, las mejores fotos las coseguía después de pasar varios días seguidos sumergido en el quehacer fotográfico.

Este pasado fin de semana era cuando, según mis cálculos, el piorno en flor estaría en su apogéo tiñendo de amarillo las laderas de la sierra madrileña. Hacia ya cuatro años que no se me resentaba la ocasión de poderme escapar en estas fechas. En aquella ocasión fue la suerte y la casualidad la que hizo que fuera testigo de un espectáculo que no iba a tener oportunidad de volver a contemplar hasta unos años más tarde. La previsión del tiempo no era la mejor, con cielos totalmente despejados, pero era entonces o ya el próximo año.

A las 4:30 suena el despertador y a las 5:45 llego al parking de Cotos. A medida que la luz del crepúsculo iba aportando algo de claridad al entorno confirmaba mis sospechas y el color amarillo era el protagonista indiscutible del paisaje que me rodeaba. No llegaba al nivel de florecimiento de la vez anterior pero aún así era una delicia para la vista.

En mi cabeza tenía las fotos que hice hacía cuatro años y las composiciones que encontraba o eran muy similares a las que hice en aquel entonces o no me atraían. Así que a medida que el sol avanzaba en su camino tras el horizonte mi nerviosismo iba en aumento y no descartaba la posibilidad de volerme con las manos vacias a casa. Tras visitar varios enclaves buscando el piorno en flor como protagonista decidí tomar un camino próximo a un arroyo que descendía ladera abajo. En ese momento una pequeña bola roja comenzaba a asomar tras las nubes del horizonte. Unas pequeñas rocas en mitar del aroyo llamaron mi atención y las encontré suficientemente fotogénicas como para plantar el trípode y no dar un paso más. Tras unas cuantas exposicines el sol se elevó más sobre el horizonte y sus rayos atravesaron la delgada capa de nubes incidiendo de lleno sobre el arroyo. Las tonalidades cálidas de sus rayos complementaban a la perfección el juego de tonalidades frías que aportaba el verde eléctrico de la alfombra de hierba sobre la que me encontraba y las tonalidades azules que reflejaba un cielo sin nubes.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM,
degradado Neutro -2 Soft, degradado Neutro Inverso -3, polarizador, trípode
15s @ f/22 ISO 100

En esos momentos de estrés, cuando se decide que "hay foto", uno no se para a pensar demasiado sobre las disposición de los elementos en la foto y si están distribuidos conforme a ciertas reglas de composición "de libro". Simplemente, o la foto atrae o no. A posteriorí, ya en casa, si la foto sigue resultando atractiva, es cuando uno se para a analizarla y descubre el porqué del éxito de la toma. A veces es porque cumple con esas reglas básicas que todos hemos leído en multitud de libros pero otras es por todo lo contrario, porque las transgrede. En esas raras ocasiones suelen producirse las mejores fotos.

Salí de casa con una idea y propósito bien definidos, al final regresé con una foto que no sospechaba. El secreto del éxito suele ser mantener una mente abierta y estar receptivo a cuaquier vislumbre de lo que nos llame la atención, ya sea un motivo totalmente distinto a lo que teníamos pensado, o la fotografía de un detalle cuando lo que queríamos hacer era un gran paisaje.

Ese día volví a casa con pocas fotos pero contento. Mi querida sierra una vez más no me había defraudado.

martes, 1 de junio de 2010

Wallpapers para el iPad

El fin de semana pasado recibí el nuevo cacharrillo de Apple, el iPad y con él entre mis manos lo primero que hice fue probar que tal se veían alguna de mis fotos en la nueva pantalla. Por supuesto nada que ver con verlas en un iPhone o similar. Una vez uno pasa unos minutos con el nuevo juguete una pantalla más pequeña resulta de lo más limitante.

No hace falta decir que el resultado de la experiencia fue de lo más positivo. Las fotos aparecen con una nitidez y contraste brutales.

El siguiente paso fue ponerlas como fondo. Pero la cosa no era tan sencilla como a primera vista podía parecer. Las dimensiones de la pantalla son 1024x768 píxeles, así que cualquier imagen con esas dimensiones encajaría perfectamente, ¿no?. Pues no. Debido a la capacidad de rotación del escritorio según colocas el dispositivo en modo vertical u horizontal la imagen tiene que rotar. Por tanto, la imagen de fondo unas veces requerirá un ancho de 1024px y otras veces un alto de las mismas dimensiones expandiéndose si no tiene las dimensiones mínimas. La solución fue crear imagenes de tamaño 1024x1024.

Lo siguiente fue abordar la selección de fotos. En seguida me di cuenta de que no valía cualquier imagen. Una misma foto tenía que ser visualmente atractiva tanto para un recorte vertical como para un recorte horizontal. Despues de dedicar un buen rato a visualizar fotos aplicando recortes verticales y horizontales me quedé con las 16 fotos que podéis ver a continuación:


Y este es un ejemplo de como quedan:


Podéis descargaros los dos wallpapers de arriba y probar el resultado desde el siguiente enlace: 2 wallpapers gratis

La colección completa de 16 fondos la podéis adquirir por el precio simbólico de 3€ a través del siguiente enlace:

Una vez efectuado el pago recibiréis un correo con la URL de descarga.

Espero que os guste. Si os surge cualquier duda no tenéis más que preguntar.