viernes, 11 de enero de 2013

El paisaje simbólico


No quería dejar pasar estos días pasados, de fiestas navideñas, sin escaparme a mi querida Sierra de Guadarrama. Las condiciones meteorológicas reinantes estos días distaban mucho de las que habría deseado. La ausencia de bajas temperaturas y un anticiclón hacían que la poca nieve que había caído a principios de diciembre ya se hubiera esfumado. A pesar de ello, estaba dispuesto a salir a la aventura, sin ideas preconcebidas, dejándome sorprender por lo que la Madre Naturaleza quisiera mostrarme.

Dos días antes de acabar año, me dirigí al puerto de Canencia. El pequeño pero fotogénico Arroyo del Sestil de Maillo siempre me ha dado satisfacciones cuando el frío hace acto de presencia y revela mil y un detalles escondidos bajo el hielo. En esta ocasión el panorama que me esperaba no podía ser peor, pues apenas encontré el ansiado hielo que tanto deseaba fotografiar. Sólo un par de carámbanos aislados con los que pasé casi toda la mañana.


Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM, trípode
0.6 s @ f/22 ISO 400

Con la llegada del nuevo año me animé a visitar otra zona de la sierra de Guadarrama que muestra sus mejores galas también durante el invierno, por la posición en la que sale el sol, pues éste quedará oculto en los próximos meses por La Maliciosa hasta el próximo mes de diciembre. El lugar gana muchos puntos cuando la nieve lo cubre pero en esta ocasión, el día que había elegido para visitarlo, no iba a tener ni nieve ni nubes que pudieran dar algo de gracia al cielo. Esta vez podían más las ganas de contemplar un bello amanecer en la soledad de montaña que el hecho de conseguir una buena foto.

Con la inversión térmica que estamos teniendo estos días me planté en el Puerto de Navacerrada (1.800 m) a las 7 de la mañana con 7º C (otros años el signo - precedía ese mismo número) cuando en los pueblos de la zona no pasaban de los -3º C.

Llegué al lugar elegido con tiempo de sobra para explorarlo y encontrar un primer plano que me pareciera lo suficientemente fotogénico como para plantar el trípode y esperar la salida del sol.


Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, trípode
1/4 - 3.2s @ f/22 ISO 400


Si contemplamos ambas fotos en su contexto (momento en las que fueron tomadas) y en conjunto nos transmiten mucho más que si las observamos de forma aislada.

La imagen de la primera salida es una foto de despedida. Transmite un aire de melancolía como simbolizando la tristeza por un invierno que no llega. Los carámbanos que cuelgan del tronco dan la sensación de lágrimas que lloran el final de un año que muchos querrán olvidar.

La segunda foto, en cambio, simboliza la llegada del nuevo año, el amanecer de un nuevo período de nuestras vidas. Es una foto que transmite paz y recogimiento al calor de los primeros rayos de sol, como invitándonos a observar las cosas desde nuevas perspectivas y con nuevos ojos con un espíritu calmado y sosegado.

Huir de lo descriptivo, dar una interpretación personal a lo que vemos a través de nuestra cámara es clave a la hora de conseguir una imagen que comunique al espectador sensaciones y emociones. Esta interpretación comienza con el encuadre elegido y termina con cada una de las decisiones de procesado que tomamos. No debemos menospreciar ni descuidar ninguna etapa del proceso de fotográfico-creativo.

Detrás de las fotografías de paisaje que más me impactan de un tiempo a esta parte se encuentran fotógrafos que dominan y dan importancia por igual al trabajo de captación de la imagen como a su procesamiento. Siempre movidos por un exquisito sentido de lo estético.