sábado, 10 de enero de 2009

Cuatro de Enero

El invierno y la nieve transforma cualquier paisaje, por insulso que sea en una escena mágica, casi como de otro mundo. Si además la luz es inusual, se pueden conseguir fotografías realmente espectaculares. La nieve en el paisaje simplifica formas y líneas y se convierte en un verdadero reflector de las luces del cielo y el entorno cambiando por segundos las tonalidades reflejadas en los momentos límites del día y la noche.


FOTO OCULTA TEMPORALMENTE



El 4 de enero de 2009 hacia exactamente un año que el cielo me regaló unas condiciones de luz que pocas veces he podido contemplar y que muestro en la imagen de arriba. Ahora volvía a surgirme la oportunidad de poder escaparme en busca de escenas sólo visibles en mi cabeza.

A pesar de un pronóstico meteorológico favorable en cuanto a nubes, el día amaneció totalmente despejado, situación casi tan desfavorable como un cielo totalmente cubierto. Aún así una nieve casi intacta y los colores de los primeros rayos de sol incidiendo sobre las cumbres nevadas del circo de Peñalara me dieron alguna alegría. Poco más se pudo hacer en esos momentos y en los inmediatamente posteriores.

De camino a la Laguna de los Pájaros, travesía con raquetas de 4h ida y vuelta, disfruté de un manto de nieve casi intacto y me permitió hacer algunas fotos de detalle en las que las líneas y texturas eran las autenticas protagonistas. Una delicia para los sentidos.


Ya de vuelta sobre las 15:00, y tras una rápida comida a pie de coche me dirigí al puerto de Navacerrada. Nubes bajas se colaban por los valles y envolvían algunas cumbres cambiando de formas por momentos.

Aunque me sentía muy cansado y tenía los pies húmedos y fríos, sentía la necesidad subirme a la Cuerda de las Cabrillas porque cabía la posibilidad de darse condiciones parecidas a las de hacía un año, nubes bajas que recorren las cumbres tapando el sol en su ir y venir teñidas por las tonalidades incandescentes del astro rey antes de ocultarse. Si no lo intentaba seguramente me arrepintiera durante mucho tiempo. Dejé el cansancio en el coche y en menos de 40 min ya estaba en el lugar elegido. El cielo tenía un aspecto increíble pero había que localizar zonas con primeros planos interesantes. Conocía el lugar y sabía que mis oportunidades sería mayores si buscaba un punto elevado por encima del collado ya que la perspectiva de la Cuerda de las Cabrillas desde ahí tomaba unas formas interesantes. Una hora antes de la puesta de sol ya estaba metido en faena con nubes que recorrían el collado a gran velocidad y con un sol que se ocultaba y reaparecía por momentos. Las condiciones de luz, aunque espectaculares, eran realmente difíciles por el gran rango dinámico que presentaban. Aunque no soy muy partidario del HDR por lo artificial de sus resultados, se trataba ésta del tipo de situación donde un HDR puede salvar la foto y donde el uso de un filtro degradado neutro puede echarla a perderla.

Esta foto esta compuesta de 4 tomas de un paso de diferencia combinadas con Photomatix cuya toma resultante se ha utilizado como capa en PS combinándola con las cuatro tomas originales como capas independientes. De esta forma se consigue una toma algo más realista que el HDR directo. Balancear esta toma únicamente con un filtro degradado neutro sería realmente complicado ya que la diferencia de luminosidad en torno al sol es esencialmente radial y no longitudinal, pero a la vez hace falta un control de la luminosidad lineal para compensar el primer plano. Este tipo de situaciones son las únicas, desde mi punto de vista que realmente justifican el uso del HDR.

Esta otra foto está tomada con un degradado neutro inverso de 3 pasos junto con un neutro de 3 pasos para alargar la exposición a 20", además de un polarizador. De esta forma, se consigue que el paisaje quede pintado con la luz del entorno durante más tiempo obteniendo unas tonalidades más ricas y saturadas que las conseguidas con una exposición corta (Darwin Wiggett explica este método en el siguiente artículo: The Terrific Triple Threat). Además las nubes se desdibujan creando un efecto más pictórico.

La toma directamente del RAW presentaba el problema de tener cortado el canal rojo en sus valores altos creando cierto empastamiento de las nubes. La solución que descubrí fue la de generar 4 tomas diferentes a partir del mismo RAW con una diferencia de 1 paso (-2, -1, 0, +1). Después obtener a partir de ellas un HDR con Photomatix (el problema del empastamiento de las nubes, y por consiguiente el recorte del canal rojo, desapareció) y dicha toma resultante combinarla como capa junto con otra capa tomada directamente del RAW original para lograr un aspecto natural del primer y segundo plano.

Momentos antes de que el sol se ocultase tras el horizonte, las nubes bajaron tapando los valles a mi alrededor y creando un espectacular mar de nubes a mis pies. Más por una cuestión meramente documental que artística, sin prestar una excesiva atención a la composición decidí hacer una panorámica de 6 tomas verticales a 22mm, cada toma con un degradado de 2 pasos de transición fuerte para compensar la excesiva luminosidad del cielo.


Ya camino de vuelta, prácticamente a oscuras con la luz de la frontal como única guía, me sentía renovado, con las pilas cargadas para encarar el nuevo año. El día no había empezado todo lo bien que esperaba pero mi intuición no había fallado esta vez. De nuevo el 4 de enero me había regalado unas mágicas luces. Son momentos como los que viví los que hacen que la fotografía de paisaje me enganche. La búsqueda de situaciones inusuales de luz que desafían lo real para muchos, el sentirme único espectador de esos instantes, y por eso, de alguna forma, especial, ante la Madre Naturaleza, es lo que realmente hace que merezca la pena, fríos, madrugones, cansancios y un sin fin de incomodidades que nadie ajeno a esta dedicación entendería.