sábado, 16 de febrero de 2013

5 consejos esenciales para mejorar tus fotografías de paisaje





El sábado pasado tuve oportunidad de impartir un taller de fotografía de paisaje a miembros la Agrupación Fotográfica Ortiz-Echague (AFOE) en la Sierra de Guadarrama.

Fruto de este taller os dejo una serie de consejos que os ayudarán a mejorar vuestra forma de enfrentarnos a la fotografía de paisaje:


1. Primero busca con la mirada, luego con la cámara en la mano y finalmente utiliza el trípode.

En cualquier libro y manual de fotografía de paisaje es habitual resaltar la importancia de utilizar un trípode para afinar la composición y evitar problemas de trepidación, pero su utilización debería dejarse siempre para el final.

El primer paso debería consistir en utilizar únicamente tus ojos buscando algo que te enganche y te atrape visualmente. Cuando lo encuentres, saca la cámara, trata de encuadrar con ella en la mano aquello que te ha seducido y verifica si la escena vista a través del rectángulo que es el visor te sigue enganchando. Agáchate, da un paso hacia adelante, cambia de formato horizontal a vertical y explora todos los posibles puntos de vista. Sólo cuando de verdad encuentres el encuadre perfecto coloca tu cámara en el trípode tratando de respetar el mismo punto de vista que habías conseguido con la cámara en la mano. Suele ser este uno de los pasos más complicados. Sólo a partir de ese momento estarás en disposición de ajustar los parámetros de exposición y hacer la foto.

No olvides nunca que el trípode, a pesar de ser una herramienta esencial para el fotógrafo, siempre nos va a limitar los movimientos y si lo primero que hacemos es colocar la cámara sobre él es posible que pasemos por alto muchos puntos de vista y encuadres que ni quiera sospechábamos.


2. No pienses de forma descriptiva, piensa de forma gráfica.

Cuando salgas a hacer fotos trata de cambiar el "chip". No pienses de forma literal, no trates de hacer una foto a ese tronco, a esas nubes o a esos carámbanos de formas curiosas, por citar unos ejemplos. Piensa de forma gráfica, déjate engatusar por el contraste de texturas, por el ritmo de patrones de cierta escena o por el juego de tonalidades. Busca repeticiones de elementos, equilibrio y similitudes de formas geométricas, recorridos agradables por la escena. La clave es ver el mundo con nuevos ojos, es ver más allá de lo que ven el común de los mortales, es ver con ojos de fotógrafo.


3. Acomoda tu equipo fotográfico a tus necesidades de forma incremental, no al contrario.

Trata de ir formando tu equipo fotográfico en función de las necesidades que precisas ir cubriendo. Sólo el paso del tiempo te dirá cuales son.

Es muy habitual, para quien se inicia en el mundillo de la fotografía, empezar a adquirir su equipo de trabajo por imitación, de compañeros de afición, de lo que lee en los foros de Internet, etc. sin realmente tener claro el tipo de fotografía que más le va a atraer. La fotografía es un hobby caro, para que lo vamos a negar, y abarca un espectro muy amplio. Incluso dentro de una misma disciplina como puede ser el Paisaje, no todos los fotógrafos se sienten atraídos por los mismos motivos ni de la misma forma. Hay quienes se decantan más por escenas con primeros planos potentes donde el gran angular es su pieza clave, otros, en cambio, se sienten más cómodos con escenas más íntimas y el teleobjetivo es su principal instrumento. Hay quienes no ven sentido a utilizar filtros degradados neutros y otros que sólo cogen la cámara en vacaciones y con su trípode de pocos euros es feliz.

Cada cual debe ir descubriendo por si mismo el tipo de fotografía que más le gusta, con la que se siente más cómodo e ir adaptado, poco a poco, su equipo a sus intereses de forma que nunca le limite. No se trata de comprar por comprar y luego buscar una necesidad a esa compra, se trata de todo lo contrario, de ir cubriendo necesidades.


4. No te obsesiones con los aspectos técnicos. Obsesiónate por los aspectos estéticos y de composición.

Si algo abunda en toda la literatura fotográfica de unos años a esta parte, ya sea en libros, revistas o webs, es todo lo que tiene que ver con los aspectos técnicos de la fotografía, desde cómo aprender a exponer o qué objetivos dan la mejor calidad óptica y en qué condiciones, hasta cuáles son las características de una nueva cámara y porqué con ella conseguiremos fotos con una calidad desconocida hasta la fecha. Quizás sea por lo fácil que resulta digerir toda esta información e incorporarla a nuestro know-how fotográfico sin mucho esfuerzo por nuestra parte. Nos obsesionamos por conseguir una fotografía con la máxima calidad técnica pero descuidamos la calidad estética. La estética y la composición son aspectos escurridizos que cuesta mucho llevar a la práctica. Ansel Adams en su famosa frase "No hay nada peor que una foto nítida de un concepto difuso" ya ponía de manifiesto que de poco sirve cuidar la técnica si el mensaje no queda claro. Olvidémonos de píxeles, curvas MTF, ruido de sensores y centrémonos más en conseguir composiciones efectivas, fotos con mensaje que hablen al espectador. Estrugémonos primero la cabeza extrayendo la belleza escondida de un paisaje (tarea nada sencilla pero la mar de reconfortante cuando se consigue) y preocupémonos más tarde por la nitidez de nuestros píxeles.


5. Simplifica, simplifica, simplifica.

No me canso nunca de repetir estas palabras, como si de un mantra se tratase, a los asistentes de mis talleres. Antes de apretar el disparador pregúntate qué quieres fotografiar, si en tu respuesta aparecen más de dos o tres cosas vuelve a pensar qué es lo que más te atrae de lo que estás viendo y trata de simplificar hasta quedarte con un elemento o dos a lo sumo. Luego, trata de quitar del encuadre todo aquello que no se corresponda con lo que quieres. Fotografiar es un acto consciente de eliminar distracciones hasta quedarte con la esencia del mensaje que quieres transmitir. Si lo que te atraen son esos carámbanos de hielo y cómo su rigidez contrasta con el movimiento del agua, ¿por qué en el encuadre aparecen también rocas y ramas? Si te gusta la forma de roca haz otra foto que centre la atención en ella pero no incluyas todo en una misma foto. Sólo conseguirás confundir al espectador. Un ejercicio muy efectivo suele ser, una vez hecha la foto, hacer zoom sobre ella para comprobar si el nuevo encuadre gana en fuerza y claridad. A veces resulta sorprendente lo que descubrimos.

Espero que estas recomendaciones os sean de utilidad y os ayuden a mejorar un poco más como fotógrafos. 




Sobre las fotos:

Foto superior: me atrajo la secuencia repetitiva de los distintos carámbanos y cómo colgaban de una roca de  aspecto metálico. El fluir el agua era otro elemento que quería incluir en el encuadre pero de forma que se plasmase su movimiento y lograr así cierta textura. Para ello era necesario utilizar una velocidad entorno al medio segundo. En esencia, sólo dos elementos (agua y hielo) eran los que debía incluir en el encuadre. El punto de vista elegido se escogió con cuidado de forma que la punta inferior del carámbano mayor no quedase tras las estela de agua y se situase según los tercios. Por último se cerró el encuadre lo suficiente para evitar introducir cualquier elemento del fondo o primer plano que distrajera logrando que los carámbanos quedasen enmarcados por arriba (por la roca) y por abajo (por el agua). Canon EOS 5D Mark II, EF70-200mm f/4L IS USM, polarizador, trípode, 0.6 s @ f/32 ISO 800.

Foto inferior: La sencillez de esta foto viene por la repetición de las formas geométricas (en este caso el triángulo) y la simetría en los dos ejes (pinos a ambos lados y reflejados). La Maliciosa, con sus tonalidades rojas, asomando entre los pinos como escoltas de un tesoro a guardar, aporta tensión y fuerza a la toma. El procesado en este caso ha jugado un papel clave para aportar volumen en el cielo y cargar de dramatismo la toma. Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, polarizador, trípode, 0.5 s @ f/16 ISO 800.



martes, 5 de febrero de 2013

Decisiones digitales durante el proceso de captura


Hasta hace no muchos años, con el auge de la diapositiva, el proceso creativo a la hora de plasmar lo que el fotógrafo tenía ante él acababa con el clic del disparador. Ya no había más, el trabajo para esa captura había finalizado, para bien o para mal. No había espacio para decisiones posteriores, salvo descartar la foto.

Por suerte muchas cosas han cambiado desde entonces, la llegada de la fotografía digital ha abierto nuevas formas de concebir el proceso fotográfico-creativo y el clic del disparador no supone el final del proceso sino el fin de una etapa (o el comienzo de otra, según lo queramos ver).

En la actualizad el fotógrafo digital, a la hora de valorar el conjunto de decisiones que le inducirán a realizar una foto, ya no sólo debe tener en cuenta los parámetros clásicos de luz, composición y tiempo. No. Debe ir un paso más allá, y pensar, antes de apretar el disparador, los criterios de procesado que puede aplicar a la imagen. En función de ello la imagen a tomar puede cambiar drásticamente, entre hacer la foto y no hacerla, entre decantarse por un encuadre o por otro totalmente distinto.

Nota: en realidad esto ya era así en la época anterior a la dispositiva, pero parece ser que se nos había olvidado.

Este es el caso de la siguiente imagen, tomada este pasado viernes en Sierra de Guadarrama.


Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, 
polarizador, trípode, 3.2 s @ f/22 ISO 100


Al ver la poca nieve que había cuando aparqué el coche, decidí cambiar de planes respecto a mi idea original e intentar fotografiar el atardecer desde la cima de la Najarra (2.199 m). Después de una hora de continuado ascenso fuera de todo sendero llegué muy justo de tiempo, sin margen para explorar el lugar como me habría gustado. Toda la zona era un raso yermo y caótico de manchas aisladas de nieve y pequeños matorrales sin ningún tipo de aliciente estético. En pocos minutos el cielo comenzó a estallar en colorido. Quería captarlo en toda su dimensión pero a la vez conferir sensación de profundidad. No quedaba otra que hacer uso del gran angular, pero ¿qué primer plano utilizar? ¿un arbusto de las decenas que allí había sin ninguna gracia? ¿un manchurrón de nieve? normalmente en este tipo de situaciones lo que hay que evitar son primeros planos caóticos muy contrastados. De repente lo vi claro, debía buscar una extensión más o menos amplia de nieve y aprovechar las suaves líneas que se forman para dirigir la mirada por el encuadre. Unas líneas que aunque muy sutiles a simple vista podría enfatizar lo suficiente durante el post-procesado. Y lo sabía porque no era la primera vez que me enfrentaba a una situación de este tipo. Poder enfatizar convenientemente esas líneas conductoras de la mirada por la imagen resultaba clave para el éxito de la fotografía.

Compositivamente hablando, las líneas del primer plano inician un camino en zig-zag ayudado por la línea del horizonte y rematado las líneas de fuga de las nubes.

Si me hubiera enfrentado a esta situación en la época de la diapositiva, estoy convencido de que no habría realizado la foto y habría buscado otro encuadre. El primer plano hubiera resultado muy soso, muy plano, carente de fuerza y atractivo. De no haber visualizando en mi mente, antes de apretar el disparador, el tratamiento que iba hacerle a la foto, es decir, cómo quería procesarla, no me habría decidido por este encuadre en particular.

Tener una idea clara de lo que se quiere plasmar y cómo se quiere mostrar es clave para orientar las distintas decisiones a las que tiene que enfrentarse el fotógrafo de paisaje, en tiempo de captura y durante el post-procesado.

Para finalizar esta entrada, os dejo unas palabras de Ansel Adams con las que me siento muy identificado:

"No puedo expresar de ninguna manera con palabras el significado interno de las fotografías. Alguno de mis amigos puede pero a un nivel místico, yo prefiero decir que, si siento algo muy fuerte, es cuando hago la fotografía, que es el equivalente de lo que vi y sentí... Cuando estoy listo para hacer una foto, creo que, de forma muy obvia, veo en mi mente algo que literalmente no está allí, en el sentido real de la palabra. Mi interés se centra más en expresar algo que se construye desde dentro que en extraerlo desde fuera."

viernes, 11 de enero de 2013

El paisaje simbólico


No quería dejar pasar estos días pasados, de fiestas navideñas, sin escaparme a mi querida Sierra de Guadarrama. Las condiciones meteorológicas reinantes estos días distaban mucho de las que habría deseado. La ausencia de bajas temperaturas y un anticiclón hacían que la poca nieve que había caído a principios de diciembre ya se hubiera esfumado. A pesar de ello, estaba dispuesto a salir a la aventura, sin ideas preconcebidas, dejándome sorprender por lo que la Madre Naturaleza quisiera mostrarme.

Dos días antes de acabar año, me dirigí al puerto de Canencia. El pequeño pero fotogénico Arroyo del Sestil de Maillo siempre me ha dado satisfacciones cuando el frío hace acto de presencia y revela mil y un detalles escondidos bajo el hielo. En esta ocasión el panorama que me esperaba no podía ser peor, pues apenas encontré el ansiado hielo que tanto deseaba fotografiar. Sólo un par de carámbanos aislados con los que pasé casi toda la mañana.


Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM, trípode
0.6 s @ f/22 ISO 400

Con la llegada del nuevo año me animé a visitar otra zona de la sierra de Guadarrama que muestra sus mejores galas también durante el invierno, por la posición en la que sale el sol, pues éste quedará oculto en los próximos meses por La Maliciosa hasta el próximo mes de diciembre. El lugar gana muchos puntos cuando la nieve lo cubre pero en esta ocasión, el día que había elegido para visitarlo, no iba a tener ni nieve ni nubes que pudieran dar algo de gracia al cielo. Esta vez podían más las ganas de contemplar un bello amanecer en la soledad de montaña que el hecho de conseguir una buena foto.

Con la inversión térmica que estamos teniendo estos días me planté en el Puerto de Navacerrada (1.800 m) a las 7 de la mañana con 7º C (otros años el signo - precedía ese mismo número) cuando en los pueblos de la zona no pasaban de los -3º C.

Llegué al lugar elegido con tiempo de sobra para explorarlo y encontrar un primer plano que me pareciera lo suficientemente fotogénico como para plantar el trípode y esperar la salida del sol.


Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, trípode
1/4 - 3.2s @ f/22 ISO 400


Si contemplamos ambas fotos en su contexto (momento en las que fueron tomadas) y en conjunto nos transmiten mucho más que si las observamos de forma aislada.

La imagen de la primera salida es una foto de despedida. Transmite un aire de melancolía como simbolizando la tristeza por un invierno que no llega. Los carámbanos que cuelgan del tronco dan la sensación de lágrimas que lloran el final de un año que muchos querrán olvidar.

La segunda foto, en cambio, simboliza la llegada del nuevo año, el amanecer de un nuevo período de nuestras vidas. Es una foto que transmite paz y recogimiento al calor de los primeros rayos de sol, como invitándonos a observar las cosas desde nuevas perspectivas y con nuevos ojos con un espíritu calmado y sosegado.

Huir de lo descriptivo, dar una interpretación personal a lo que vemos a través de nuestra cámara es clave a la hora de conseguir una imagen que comunique al espectador sensaciones y emociones. Esta interpretación comienza con el encuadre elegido y termina con cada una de las decisiones de procesado que tomamos. No debemos menospreciar ni descuidar ninguna etapa del proceso de fotográfico-creativo.

Detrás de las fotografías de paisaje que más me impactan de un tiempo a esta parte se encuentran fotógrafos que dominan y dan importancia por igual al trabajo de captación de la imagen como a su procesamiento. Siempre movidos por un exquisito sentido de lo estético. 

lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Felices fiestas!



Otro año que acaba en el que hacemos balance de los éxitos conseguidos. Otro año que está próximo a comenzar donde depositaremos nuestras ilusiones, metas y proyectos por cumplir.

A todos los que leéis este blog os deseo lo mejor para este año 2013. Descansad, disfrutad de la compañía de vuestros seres queridos y que la buena luz ilumine vuestros pasos en la senda del nuevo año.

¡Sed felices!

sábado, 8 de diciembre de 2012

Visiones creativas del paisaje


Dicen que la creatividad es la capacidad de generar y materializar ideas originales, al menos en el ámbito de la obra fotográfica de cada uno. Ser creativo es ir más allá del camino cómodo que nos permite obtener imágenes, en última instancia similares. Es huir de sendas allanadas por métodos de trabajo arraigados por el paso de los años o por modas que sabemos que darán sus frutos sin demasiados esfuerzos (imaginativos) por nuestra parte. Ser creativo significa aportar puntos de vista frescos y únicos a nuestra producción fotográfica que nos demuestre, a nosotros primero, y a los que ven nuestras fotos después, que hay nuevas formas de percibir y plasmar el mundo que nos rodea.

Tomar la senda de la creatividad no es fácil, exige un trabajo extra de romper con estereotipos, de dejar de hacer lo que hemos venido haciendo siempre, si no de forma radical, al menos, en menor medida. Significa hacer un trabajo, quizás, no tan apreciado por la mayoría, pero la recompensa es tener alimentada la llama de nuestra pasión fotográfica.

No discutiré aquí qué formas o métodos existen para ser más creativos. No es el objetivo de esta entrada y además no me considero que tenga el bagaje y la experiencia suficientes para hacerlo. Mi única pretensión, con las fotos que os muestro más abajo, es haceros ver que un mismo lugar puede ofrecer caras totalmente diferentes e inesperadas. Unas más clásicas pero otras menos evidentes o llamemoslo...más creativas. Descubrirlas es sólo cuestión de apertura de mente y cultivo de la imaginación.

Nota: Cada pareja de fotos fue tomada el mismo día a escasos centímetros la una de la otra.


Parque Natural de Peñalara. Madrid. 2009.


Valle de la Barranca. Sierra de Guadarrama. Madrid. 2009.


Siete Pîcos. Sierra de Guadarrama. Madrid. 2010.

Valle de Ansó. Huesca. 2010.

 Cuerda de las Cabrillas. Sierra de Guadarrama. Madrid. 2010.

 Siete Picos. Sierra de Guadarrama. Madrid. 2010.

Valle de Ansó. Huesca. 2012.




lunes, 12 de noviembre de 2012

Otoño en el Valle de Ansó


Llega el otoño y los fotógrafos inundamos los valles tratando de inmortalizar los bellos colores que nos regala de forma efímera esta estación del año.

Cada cual elige un destino y unas fechas con la esperanza de acertar con el momento álgido del colorido otoñal. Acertar es más una lotería que una ciencia, pero la esperanza es lo que nos mantiene vivos.

En mi caso, los días elegidos no podían ser otros y a juzgar por ocasiones anteriores todo hacía pensar que la suerte iba a estar de mi lado.

Hacía un par de años, coincidiendo con un taller que impartí en el Valle de Hecho, visité por primera vez el Valle de Ansó pero las exigencias del guión en aquella ocasión me impidieron dedicarle el tiempo que se merecía. Este año era una buena ocasión para volver a visitarlo. Preparando la escapada, semanas antes de partir, descubrí enclaves que no sabía ni que existían, como la sierra de Alano, auténtica muralla de roca que une Zuriza con la Selva de Oza, y con la Punta del Achar (2.075m) destacando en belleza sobre el resto de cumbres.

Las ideas y planes eran muchos, más de los que podíamos abarcar en los dos días que íbamos a estar, mi hermano Carlos y yo, por allí. Pero en última instancia, el tiempo y el estado del otoño jugarían un papel clave a la hora de tomar decisiones. Soy un tipo de fotógrafo que me siento más relajado y seguro de mi mismo si en mi mochila aparte del equipo fotográfico guardo ideas de enclaves, tipos de tomas y técnicas que puedo poner en práctica. Aún así, siempre dejo que la naturaleza me sorprenda con escenas, luces y situaciones inusuales que no había ni siquiera imaginado.

Aunque el otoño es quizás la estación más agradecida para fotografiar en cuanto condiciones meteorológicas se refiere, si los colores no están en su momento óptimo las fotos que se pueden conseguir pierden muchos puntos.

Llegamos a Zuriza por la tarde pero aún con luz suficiente para comprobar cómo el calor de las últimas semanas y la falta de agua estaban pasando factura. El otoño claramente se estaba retrasando pero por suerte el entorno de Zuriza, donde pasaríamos las próximas dos noches, era el que presentaba mejor colorido aunque no el óptimo. En cotas más bajas predominaba el verde en muchas zonas. A más altura en dirección al refugio de Linza, el otoño comenzada a estar pasado. Estaba, pues, claro cuál iba a ser nuestra área de acción.

Prácticamente todas las fotos que os voy a mostrar a continuación, a excepción de una, fueron tomadas a los pies de la sierra de Alano en distintos puntos a lo largo del valle, o también llamado barranco, de Petraficha.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 24-105
f/4L IS USM, Degradado Neutro -2 Hard,
Polarizador, Trípode
La tarea principal de nuestra primera tarde fue la de explorar la zona de cara al atardecer y al amanecer del día siguiente. Durante este trabajo de reconocimiento a un lado de la carretera me llamaron la atención dos imponentes tejos que, como guardianes, parecían estar al cuidado de las cumbres que se alzaban tras ellos. La luz no me disgustaba del todo y el carácter pictórico que confería a la escena me animaron a trabajar varios puntos de vista. En el procesado de esta foto se han suavizado las tonalidades azules de las montañas, en cierto modo debidas al efecto del degradado neutro, y se ha aplicado un ligero efecto Orton para acentuar el carácter pictórico de la escena.

Canon EOS 5D Mark II,
Canon EF 70-200 f/4L USM, Trípode
Una de las fotos que tenía en mente antes de salir de casa, una vez tuve claras la fase, hora y ángulo de salida de la luna en los días que íbamos a estar, era la de la Sierra de Alano a la luz de la luna. Sólo hacía falta un cielo despejado. Por fortuna la misma noche de nuestra llegada y antes de que la borrasca entrara el jueves pudimos disfrutar de una noche estrellada con los "dientes" de la sierra de Alano tal y como me los había imaginado. Con el fin de maximizar la calidad de la foto final hice dos tomas, sin variar el encuadre, que luego combiné en Photoshop. Una a ISO 1600, 15s@f/4 para el cielo estrellado y otra a ISO 800, 4min@f/4 para las montañas.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 17-40
f/4L USM, Degradado Neutro -3 Hard
movido con la mano, Polarizador, Trípode
La idea de retratar Punta Abizondo (1.673m) era otro de los objetivos, pero con su hermano mayor Peña Ezcaurri (1.860m). Esa mañana el cielo empezaba a estar cubierto por lo que la salida del sol no iluminó Peña Ezcaurri, como yo deseaba. Al no mostrar su mejor cara decidí quitarlo del encuadre concentrándome en su hermano pequeño, que en otoño un manto ocre cubre casi por completo sus laderas. Tímidamente las nubes comenzaron a coger algo de color y sabía que esa ocasión era difícil que volviera a repetirse ese día. Localizada un roca con cierta fotogenia y aderezada con el espuma del fluir del agua no fue difícil capturar unas luces que no volvieron a darse ninguno de los días siguientes que allí estuvimos. El procesado de la foto no tiene ningún ajuste especial más allá de los típicos de contraste y saturación potenciando ligeramente los reflejos dorados sobre el agua.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 70-200 f/4L USM,
Polarizador, Trípode
La vistosidad del valle de Petraficha en otoño hace que quieras subir y subir por sus laderas con el fin de obtener una buena toma de todo el valle con la Sierra de Alano como telón de fondo. Esa mañana la luz era bastante mala para conseguir una perspectiva general haciendo justicia a lo que veían mis ojos. Son en momentos como esos cuando uno se aleja de ideas preconcebidas y deja volar libremente la mirada y la atención hasta encontrar matices y detalles que le atrapen. A mí, enseguida, me engatusaron las formas de la Punta del Achar, pero casi más la alternancia de grises y dorados que parecían bañar en oro las laderas de esta parte de la sierra. Los tonos ocres de la masa forestal constituían el broche perfecto. Decidí, pues, jugar con el 70-200 concentrándome en los colores y en las formas, introduciendo en el encuadre una lengua de ladera desnuda de árboles que, en cierto modo, imitaba en forma a la Punta del Achar. En el procesado de la foto tuve que contrastar bastante para que los colores cogieran fuerza y personalidad. Saqué también detalles a un cielo plomizo y aparentemente sin texturas y potencié los dorados y ocres para hacerlo fiel a lo que mis sentidos captaron.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 17-40 f/4L USM,
Degradado Neutro -3 Hard 
movido con la mano,
Polarizador, Trípode
Siguiendo el recorrido por la carretera que discurre a lo largo del valle de Petraficha se llega a un parking junto al cual discurre un arroyo que, entre saltos y pequeños meandros, ofrece una vista que conjuga una extensión abierta del barranco con hayedos no muy lejos de sus orillas y como telón de fondo el inconfundible perfil de la omnipresente Sierra de Alano. Tras estudiar y recorrer la zona durante varias horas no fueron muchos los puntos de vista con la sierra al fondo que fotografié pues no terminaban de convencerme. Lo que perseguía era poder combinar los tres elementos (agua, vegetación y roca) de forma equilibrada, pues en cierto modo los tres eran protagonistas por igual de aquel lugar. Para dar mayor dinamismo a la toma huí de velocidades lentas que hicieran perder textura al agua y utilicé velocidades entorno al medio segundo. Un punto de vista bajo potenciaba la zona del arroyo a la vez que restaba protagonismo a las zonas de hierba que no hacían más que "ensuciar" el mensaje visual que quería transmitir. En tiempo de post-procesado, de nuevo, fui capaz de extraer volumen y texturas a un cielo blanco y triste y potenciar las texturas del agua.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 70-200 f/4L USM+1.4x,
Lente de aproximación Canon 500D, Polarizador, Trípode
En mi deambular por el cauce del río un par de hojas solitarias, que casi parecían querer aferrarse a la roca para no verse arrastradas por la corriente, me llamaron poderosamente la atención. En cierto modo parecían simbolizar que el fin de otoño había llegado para ellas. El encuadre lo vi claro desde el primer momento, dejando los dos únicos puntos de color que eran las hojas, en una de las esquinas de la toma y rellenando el encuadre con la roca de tonos grises. Para rematar la toma sólo había que tener presente que, debido a la escasa profundidad de campo utilizada, haría falta realizar varias exposiciones variando el punto de enfoque y combinarlas posteriormente en PS. De esta forma se conseguiría mantener enfocada toda la pared de roca. Un oscurecimiento gradual de la esquina superior derecha en PS permitió restar importancia a los tonos claros de la roca y otorgar el protagonismo merecido al par de hojas.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 70-200 f/4LUSM+1.4x,
Polarizador, Trípode
A pesar de no habernos causado una impresión del todo favorable los alrededores del refugio de Linza la tarde que llegamos a Zuriza, decidimos darle una nueva oportunidad y a media mañana abandonamos el barranco de Petraficha y nos dirigimos hacía el bosque de Gamueta, situado justo enfrente del refugio. Nada más bajar del coche, en el inicio del sendero que rodea todo el bosque, me llamó la atención el juego de hielo y hojas atrapadas que teníamos justo a nuestros pies. Unos simples charcos pueden ser motivos suficientes para ejercitar nuestra creatividad durante un buen rato como de hecho así ocurrió, pues calculo que un metro cuadrado nos mantuvo ocupados cerca de una hora desentrañado esa belleza escondida que sólo se revela a los ojos del fotógrafo que sabe observar. Ésta fue la última foto que realice en el charco helado y es quizás la que más me gusta por el trío singular de formas, texturas y colores que combina. Lo que siguió esa tarde fue una lluvia persistente que nos obligó a retirarnos al lugar de pernocta hasta la mañana siguiente. En el procesado de la foto se ha acentuado levemente las tonalidades oscuras de la roca y se ha añadido un ligero viñeteo para centrar la mirada en el centro del encuadre.

Canon EOS 5D Mark II, Canon EF 24-105 f/4L IS USM,
Degradado Neutro -3 Hard 
movido con la mano,
Polarizador, Trípode
Las predicciones meteorológicas anunciaban para la zona de Zuriza una mejoría notable para la mañana de nuestro último día y las expectativas de conseguir buenas luces eran más bien altas. La realidad fue bien distinta. Las nubes seguían ancladas a los picos y el sol fue incapaz de penetrarlas. Apenas saqué la cámara durante las horas del amanecer. Tras el desayuno y despedida del lugar de alojamiento decidimos volver a intentar una vista elevada del valle, pues las cumbres estaban algo cubiertas de nieve y las hacía algo más atractivas. Mi intención era buscar un encuadre que de alguna forma condujese la mirara del espectador por el valle teniendo cuidado de no incluir la carretera. Tras unos minutos de andar ladera arriba, ladera abajo di con lo que quería. El sol tímidamente se dejaba intuir para segundos más tarde volver a desaparecer. Afortunadamente pude incluir como intentaba hacerse hueco entre las nubes en una par de tomas dando protagonismo a una parte del encuadre que de otra forma hubiera resultado muy plano y soso. La foto pedía a gritos un procesado que potenciara un efecto "glow" que confiriera una ambientación mística como de valle de cuento de hadas. Así veía yo la foto y la acciones de procesado posteriores que tomé se encaminaron hacia este propósito. Jugando con un par de filtros del plugin de Photoshop Color Efex Pro de Nik Software conseguí acercarme mucho a lo que veía en mi cabeza.

Ese día no hice prácticamente más fotos. Nos encaminamos hacia el Valle de Hecho por los buenos recuerdos que tenía, pero la desilusión se hizo presa de mi cuando comprobé que su belleza distaba de la que había contemplado otros años. Los rojos no habían aún aparecido y los amarillos se acercaban más a los verdes. Tengo que reconocer que la sensación de asombro que me causó las dos veces anteriores que lo visite no se manifestó en esta ocasión.

A media mañana partimos rumbo a casa sin apenas haber sacado la cámara ese día, con la sensación de que el otoño no había mostrado su mejor cara, pero con la satisfacción de haber hecho todo lo posible para sacar el máximo partido al lugar y las pilas recargadas después de haber disfrutando a tope de naturaleza y la montaña.

jueves, 11 de octubre de 2012

7 consejos para fotografiar el otoño


El otoño, junto con el invierno, es una de mis estaciones del año favoritas. Aunque es la estación más efímera, pues su pico de esplendor no suele durar más que unas pocas semanas, también es la más aprovechable fotográficamente. ¿Qué otra estación del año muestra sus mejores galas llueva o haga un sol de justicia? Sean cuales sean las condiciones meteorológicas, sea cual sea el momento del día, los colores del otoño nos brindarán multitud de oportunidades fotográficas. He aquí algunos consejos para poner en práctica en esta época del año:

1.- Si una lluvia fina es la protagonísta del día, sumerjámonos en el interior los bosques, pues con ayuda del polarizador es cuando mayor saturación de colores vamos a encontrar.

2.- Prestemos atención a los detalles tanto delante de nuestros ojos como junto a nuestros pies, p.e una hoja en un charco bañada en reflejos o las formas de unos troncos contra un fondo multicolor o cómo el sol a contraluz enciende los naranjas de unas hojas.

3.- Si el día es soleado juguemos con los contrates que proporcionan los tonos azulados de las rocas en sombra y los reflejos dorados en el agua de cualquier riachuelo que produce una ladera otoñal bañada por las primeras o últimas luces del día.

4.- Las tomas abiertas en las que se combinan las tonalidades azules del cielo y los amarillos de los bosques son también muy llamativas llamativas.

5.- Busquemos puntos de vista elevados durante el amanecer y el atardecer que combinen las tonalidades que aportan los primeros o últimos de rayos del sol con los llamativos colores de los bosques a nuestros pies.

6.- El otoño es la estación de los amarillos, naranjas y rojos. Tratemos de combinarlos con sus colores complementarios buscando la sencillez y claridad en nuestras tomas.

7.- Por último, si podemos incluir saltos de agua o niebla en nuestros encuadres hagámoslo. En el primer caso para aportar dinamismo, tension y contraste y en el segundo para resaltar toques de color sobre fondos monocromaticos.

Con una mente abierta a todas estas posibilidades y una buena técnica es seguro que volveremos a casa con unas cuantas joyas en nuestras tarjetas de memoria y disfrutaremos a tope de este otoño.

Os dejos aquí unos cuantos enlaces para que os sirvan de inspiración: 500px, 1x, whytake.

Sed  buenos y aprovechad los momentos!