domingo, 11 de abril de 2010

Un regalo inesperado

En salidas familiares no es normal que me lleve la reflex. Mi máxima ilusión es disfrutar a tope de mis niños, ser partícipe en todo momento de esos instantes efímeros de elegría, asombro e inocencia que sé no se volverán a repetir jamás.

La reflex, por distintos motivos, me limitaría mucho este disfrute, pero a la vez no quiero dejar de llevarme recuerdos a casa. Así que la opción que tomo casi siempre es llevarme una compacta, una canon G10 en mi caso, no abulta, pesa poco, la tengo siempre a mano y en una visita al zoo de Madrid como la que hemos hecho durante el día de hoy, me va a quitar las ganas de fotografiar cualquier otro sujeto que no sean los integrantes de mi familia. Eso suele ser así el 99% de las veces, pero hay otras en que la belleza se revela de forma inesperada ante uno e incluso con una compacta es posible volverse casa con un bonito regalo (además de todas y cada unas de las fotos en las que aparecen Samuel y Lucía)

Canon G10, con flash y a pulso

2 comentarios:

  1. Hola Enrique!

    Sabias palabras...a mí también me pasa que me gusta centrarme en una cosa, o fotos o familia.

    Muy bonito eese detalle de la cola...

    Un abrazo y a disfrutar de la familia!!

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  2. Disfrutar de la familia es lo principal. Gracias por el comentario.

    Un abrazo!

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