martes, 22 de febrero de 2011

Apariencia o realidad

Relata Fernando Puche en su último escrito en DSLR Magazine la opinión que algunas de sus imágenes suscita entre quienes las contemplan. Quienes seguimos el trabajo de Fernando sabemos que utiliza película y que ha estado utilizando de un tiempo a esta parte técnicas superponiendo imágenes junto con las ya más tradicionales largas exposiciones, entre otras. Pero a pesar de todo ello la opinión de quienes han contemplado sus últimos trabajos -comenta él- es la de que están retocadas con Photoshop.

Al leerlo me ha venido a la cabeza una conversación con integrantes del pasado curso de Photoshop que impartí este pasado fin de semana. Recuerdo que comenté que lo que hay que tratar de conseguir al retocar una foto no es tanto que la foto quede realista, es decir, fiel reflejo de lo que vimos, como que parezca realista, aunque se aleje de lo que observamos y que sólo nosotros conocemos. Y ojo aquí, no me estoy refiriendo al corta y pega de trozos de imágenes para recrear un momento inexistente. Me estoy refiriendo a que, por una parte, cuando procesamos una imagen es muy fácil excederse en las modificaciones que programas como Photoshop nos ponen al alcance del ratón y debemos tener la suficiente sensibiliad artística para darnos cuenta de que nos estamos pasando de la raya obteniendo una imagen de apariencia totalmente irreal. Por otro lado, como artistas no debemos obsesionarnos con obtener un resultado de apariencia idéntica a lo que contemplamos, porque para empezar ni si quiera nos acordamos.

Lo que comenta Fernando Puche al principio de este escrito no hace más que corroborar y extender mi impresión sobre la apariencia de las fotográfias: lo importante para el publico, en los tiempo que vivimos, no es tanto que algo sea real como que lo parezca. En muchas ocasiones "vende" más una foto realizada a mediodía en horas que el común de los mortales reconoce que una tomada en horas intempestivas bajo condiciones de luz inusuales.

viernes, 11 de febrero de 2011

A la vuelta del taller de fotografia invernal en Guadarrama

Este próximo fin de semana hará tres semanas ya que tuvo lugar el taller de fotografía invernal en la Sierra de Guadarrama. Las altas temperaturas y lluvias de semanas anteriores habían tirado al traste cualquier posibilidad de encontrar nieve exceptuando en las altas cumbres. A pesar de que el anticiclón se resistió a marcharse ese fin de semana la fortuna no nos abandonó del todo y la entrada de una bolsa de aire frio unos días antes desplomó las temperaturas 10ºC lo que trajo heladas importantes que fueron la delicia de las cámaras de los asistentes.

¿Qué mejor lugar que un riachuelo de montaña plagado de innumerables formas heladas donde dejar volar la imaginación para poner en práctica nuestras dotes de composición?

© Ismael Lozano
- Hoja y hielo, dos contrapuntos muy efectivos -

© Elena Cabrera
- Buscando repeticiones y formas geometricas en la naturaleza -

Después de pasar toda la mañana fotografiando el bello espectáculo helado y tomar un tente en pie con los agradables rayos de sol del mediodía nos dirigimos al puerto de Navacerrada con el objetivo de fotografiar la puesta de sol.

La falta de nieve me hizo plantear al grupo la posibilidad de subir hasta la Bola del Mundo. Allí con toda seguridad tendríamos nieve además de la oportunidad de fotografiar de cara y de espaldas al sol. La nieve, más allá de su capacidad para transformar un paisaje anodino en algo singular y único, puede cambiar de color reflejando las tonalidades frías del cielo y las mil y una combinaciones cálidas con las que va cambiando el sol como ningún otro elemento de la naturaleza.

Tras llegar al punto del recorrido propuesto en el programa del taller y ver que la nieve brillaba por su ausencia tomamos la decisión firme de subir en busca del preciado elemento.

Una vez arriba y a medida que el astro rey descendía la temperatura se desplomaba por debajo de los -15ºC. No todos aguantaron pero los que sí lo hicieron se llevaron el recuerdo imborrable y siempre gratificante de un atardecer de invierno en la montaña.

© Luis Molina
- Fotografiando perspectivas areas -


© Jose Manuel González
- De espaldas al sol y jugando con las diferentes tonalidades que refleja la nieve -



© Enrique F. Ferrá
- José Manuel inmortalizando Peñalara en los últimos minutos de la tarde -

miércoles, 9 de febrero de 2011

Testigos del Firmamento


Últimamente el tiempo que dedico a hacer fotos es mínimo. El trabajo, la familia y la preparación de talleres y cursos de fotografía me mantienen más ocupado de lo que desearía. Recientemente con motivo de impartir un taller sobre técnicas de procesado con Photoshop y Lightroom tuve ocasión de volver a visitar la zona de Cabo de Gata. Hacía cuatro años que no pisaba aquellas tierras y a pesar de lo poco que da de sí un fin de semana, más si se tiene en cuenta que la mayor parte del tiempo lo pasé encerrado entre cuatro paredes, me volví a Madrid imbuido de la serenidad, paz y ausencia de estrés que parece reinar entre sus gentes.

Sabía que iba a disponer de pocas oportunidades para sacar alguna foto, pero a pesar de todo me llevé el equipo. Hubiera sido imperdonable no hacerlo.

No me equivoqué, la única ventana de tiempo de la que dispuse fue la noche del sábado. Daba la coincidencia de que había ausencia total de nubes y luna nueva. La foto ya empezaba a gestarse en mi cabeza...

Para cerciorarme de las posibilidades nocturnas que podía ofrecerme el lugar consulté con el programa Stellarium (disponible para PC, iPhone y iPad) la situación de la Vía Láctea para las horas que podía escaparme. Su orientación al sur prácticamente coincidía con el archi-fotografiado Arrecife de las Sirenas. El lugar, el motivo y las condiciones meteorológicas confluían y no había que dejar pasar la oportunidad.

Pero las condiciones realmente no eran tan ideales como en principio parecían. Lo de positivo que tiene la fotografía nocturna lo tiene de negativo si uno no se sabe o no puede prepararse ante ello. Me estoy refiriendo a la ausencia total de luz y a las dificultades que esto entraña.

Si queremos tener unas mínimas posibilidades de éxito con nuestras fotos lo que nunca habría que hacer es llegar por primera vez al sitio a fotografiar en plena noche. Visitar la zona unas horas antes cuando aún hay luz nos permitirá estudiar encuadres y por tanto elegir el mejor además de fijar el punto del enfoque maximizando la profundidad de campo para que motivos en primer plano y estrellas salgan todos enfocados.

En mi caso, como no podía ser de otra manera, me planté en el lugar elegido poco antes de las once de la noche y como única fuente luz la de mi frontal, si exceptuamos claro está la del faro, que por su continuo giro de poco sirve para saber donde pisa uno.

Así pues no había comenzado a sacar el equipo y ya se me había planteado el primer problema. ¿Cómo encuadrar lo que quieres cuando lo que tienes frente a ti es el negro más absoluto sólo moteado por las estrellas cuando subía la mirada al cielo? Ante mí, a menos de cien metros, se levantaban las fotogénicas rocas del Arrecife de las Sirenas, elementos claves en el encuadre que buscaba, pero yo sólo las veía en mi imaginación.

Pero este no era el único problema. Para sacar detalles en las rocas del arrecife sabía que lo más adecuado era utilizar valores entorno a 30” f/2 a ISO1600. Bien, la máxima apertura de mi gran angular era f/4, dos pasos menos luminoso! Subir el ISO era tema prohibido por el ruido y alargar la exposición significaba que las estrellas dejaban de ser puntos.

El tercer problema era cómo enfocar. El puntero laser que llevaba, que en otras ocasiones funciona a la perfección para esta tarea, sabía que no tenía potencia suficiente para llegar a las rocas así que ni lo saqué de la mochila.

Ante tales dificultades se me había quitado de la cabeza buscar una composición poco vista y original. Con sacar una foto técnicamente correcta me daba por satisfecho. Con estos tres problemas por delante el reto estaba servido. ¿Cómo los solucioné? A continuación la respuesta.

Para el problema del encuadre no tuve otra opción que partir de una toma aleatoria orientada hacia el sur y haciendo fotos fui corrigiendo hasta dar con la disposición de elementos deseada. Después de varias tomas logré dar con la composición deseada. Una de las cosas que me dio más problemas y no terminé de cuadrar in situ, a pesar de tener el nivel de burbuja, fue la inclinación del horizonte que se veía acusada con la distorsión que introducía el objetivo a 17mm. Lo hice lo mejor que pude y el ajuste fino lo dejé para casa.

Para el segundo problema no vi más opción que hacer dos exposiciones que luego en tiempo de post-proceso fusionaría, una para las estrellas, forzando un poco la exposición, de 40” f/4 ISO 3200 y otra para las rocas de 6min f/4 ISO 800. Así lo hice bajo la suposición de que el ruido en la zona de estrellas no sería tan crítico como en la zona de rocas, además de que sería más fácilmente tratable con resultados dignos. El único detalle a pulir en la fusión de imágenes eran los rastros de estrellas de la segunda toma pero supuse que serían fácilmente eliminables como de hecho así fue.

Para el tema del enfoque la solución que se me ocurrió fue de lo más rudimentaria y no dudo que haya métodos más efectivos en estas situaciones. Fijé directamente el enfoque en manual a infinito. Hice un par de fotos de prueba y vi que en el LCD al 100% las rocas aparecían razonablemente enfocadas.

Ya en casa después de procesar ambas tomas siguiendo ni más ni menos que las mismas pautas que días antes había tratado de comunicar a los asistentes del taller acabé por obtener la fotografía que acompaña la entrada de hoy.

Para quien quiera intentar volver a fotografiar la Vía Láctea desde esta ubicación la próxima fecha en la que estará visible hacia el sur coincidiendo con luna nueva será el 1 de julio. El aspecto que ofrecerá será mucho más patente y de una belleza estética superior como atestigua la siguiente captura de Stellarium pero en este caso la Vía Lactea tendrá una orientación distinta por lo que habrá que currarse una nueva composición.

Dedico este post a los integrantes del taller y en especial a Manuma por el esfuerzo que realizó para que el taller fuese realidad. Nadie como él ha retratado el entorno de Cabo de Gata de forma tan original. Después de observar su trabajo resulta casi imposible dar con algún encuadre que él ya no tenga su archivo.