sábado, 16 de febrero de 2013

5 consejos esenciales para mejorar tus fotografías de paisaje





El sábado pasado tuve oportunidad de impartir un taller de fotografía de paisaje a miembros la Agrupación Fotográfica Ortiz-Echague (AFOE) en la Sierra de Guadarrama.

Fruto de este taller os dejo una serie de consejos que os ayudarán a mejorar vuestra forma de enfrentarnos a la fotografía de paisaje:


1. Primero busca con la mirada, luego con la cámara en la mano y finalmente utiliza el trípode.

En cualquier libro y manual de fotografía de paisaje es habitual resaltar la importancia de utilizar un trípode para afinar la composición y evitar problemas de trepidación, pero su utilización debería dejarse siempre para el final.

El primer paso debería consistir en utilizar únicamente tus ojos buscando algo que te enganche y te atrape visualmente. Cuando lo encuentres, saca la cámara, trata de encuadrar con ella en la mano aquello que te ha seducido y verifica si la escena vista a través del rectángulo que es el visor te sigue enganchando. Agáchate, da un paso hacia adelante, cambia de formato horizontal a vertical y explora todos los posibles puntos de vista. Sólo cuando de verdad encuentres el encuadre perfecto coloca tu cámara en el trípode tratando de respetar el mismo punto de vista que habías conseguido con la cámara en la mano. Suele ser este uno de los pasos más complicados. Sólo a partir de ese momento estarás en disposición de ajustar los parámetros de exposición y hacer la foto.

No olvides nunca que el trípode, a pesar de ser una herramienta esencial para el fotógrafo, siempre nos va a limitar los movimientos y si lo primero que hacemos es colocar la cámara sobre él es posible que pasemos por alto muchos puntos de vista y encuadres que ni quiera sospechábamos.


2. No pienses de forma descriptiva, piensa de forma gráfica.

Cuando salgas a hacer fotos trata de cambiar el "chip". No pienses de forma literal, no trates de hacer una foto a ese tronco, a esas nubes o a esos carámbanos de formas curiosas, por citar unos ejemplos. Piensa de forma gráfica, déjate engatusar por el contraste de texturas, por el ritmo de patrones de cierta escena o por el juego de tonalidades. Busca repeticiones de elementos, equilibrio y similitudes de formas geométricas, recorridos agradables por la escena. La clave es ver el mundo con nuevos ojos, es ver más allá de lo que ven el común de los mortales, es ver con ojos de fotógrafo.


3. Acomoda tu equipo fotográfico a tus necesidades de forma incremental, no al contrario.

Trata de ir formando tu equipo fotográfico en función de las necesidades que precisas ir cubriendo. Sólo el paso del tiempo te dirá cuales son.

Es muy habitual, para quien se inicia en el mundillo de la fotografía, empezar a adquirir su equipo de trabajo por imitación, de compañeros de afición, de lo que lee en los foros de Internet, etc. sin realmente tener claro el tipo de fotografía que más le va a atraer. La fotografía es un hobby caro, para que lo vamos a negar, y abarca un espectro muy amplio. Incluso dentro de una misma disciplina como puede ser el Paisaje, no todos los fotógrafos se sienten atraídos por los mismos motivos ni de la misma forma. Hay quienes se decantan más por escenas con primeros planos potentes donde el gran angular es su pieza clave, otros, en cambio, se sienten más cómodos con escenas más íntimas y el teleobjetivo es su principal instrumento. Hay quienes no ven sentido a utilizar filtros degradados neutros y otros que sólo cogen la cámara en vacaciones y con su trípode de pocos euros es feliz.

Cada cual debe ir descubriendo por si mismo el tipo de fotografía que más le gusta, con la que se siente más cómodo e ir adaptado, poco a poco, su equipo a sus intereses de forma que nunca le limite. No se trata de comprar por comprar y luego buscar una necesidad a esa compra, se trata de todo lo contrario, de ir cubriendo necesidades.


4. No te obsesiones con los aspectos técnicos. Obsesiónate por los aspectos estéticos y de composición.

Si algo abunda en toda la literatura fotográfica de unos años a esta parte, ya sea en libros, revistas o webs, es todo lo que tiene que ver con los aspectos técnicos de la fotografía, desde cómo aprender a exponer o qué objetivos dan la mejor calidad óptica y en qué condiciones, hasta cuáles son las características de una nueva cámara y porqué con ella conseguiremos fotos con una calidad desconocida hasta la fecha. Quizás sea por lo fácil que resulta digerir toda esta información e incorporarla a nuestro know-how fotográfico sin mucho esfuerzo por nuestra parte. Nos obsesionamos por conseguir una fotografía con la máxima calidad técnica pero descuidamos la calidad estética. La estética y la composición son aspectos escurridizos que cuesta mucho llevar a la práctica. Ansel Adams en su famosa frase "No hay nada peor que una foto nítida de un concepto difuso" ya ponía de manifiesto que de poco sirve cuidar la técnica si el mensaje no queda claro. Olvidémonos de píxeles, curvas MTF, ruido de sensores y centrémonos más en conseguir composiciones efectivas, fotos con mensaje que hablen al espectador. Estrugémonos primero la cabeza extrayendo la belleza escondida de un paisaje (tarea nada sencilla pero la mar de reconfortante cuando se consigue) y preocupémonos más tarde por la nitidez de nuestros píxeles.


5. Simplifica, simplifica, simplifica.

No me canso nunca de repetir estas palabras, como si de un mantra se tratase, a los asistentes de mis talleres. Antes de apretar el disparador pregúntate qué quieres fotografiar, si en tu respuesta aparecen más de dos o tres cosas vuelve a pensar qué es lo que más te atrae de lo que estás viendo y trata de simplificar hasta quedarte con un elemento o dos a lo sumo. Luego, trata de quitar del encuadre todo aquello que no se corresponda con lo que quieres. Fotografiar es un acto consciente de eliminar distracciones hasta quedarte con la esencia del mensaje que quieres transmitir. Si lo que te atraen son esos carámbanos de hielo y cómo su rigidez contrasta con el movimiento del agua, ¿por qué en el encuadre aparecen también rocas y ramas? Si te gusta la forma de roca haz otra foto que centre la atención en ella pero no incluyas todo en una misma foto. Sólo conseguirás confundir al espectador. Un ejercicio muy efectivo suele ser, una vez hecha la foto, hacer zoom sobre ella para comprobar si el nuevo encuadre gana en fuerza y claridad. A veces resulta sorprendente lo que descubrimos.

Espero que estas recomendaciones os sean de utilidad y os ayuden a mejorar un poco más como fotógrafos. 




Sobre las fotos:

Foto superior: me atrajo la secuencia repetitiva de los distintos carámbanos y cómo colgaban de una roca de  aspecto metálico. El fluir el agua era otro elemento que quería incluir en el encuadre pero de forma que se plasmase su movimiento y lograr así cierta textura. Para ello era necesario utilizar una velocidad entorno al medio segundo. En esencia, sólo dos elementos (agua y hielo) eran los que debía incluir en el encuadre. El punto de vista elegido se escogió con cuidado de forma que la punta inferior del carámbano mayor no quedase tras las estela de agua y se situase según los tercios. Por último se cerró el encuadre lo suficiente para evitar introducir cualquier elemento del fondo o primer plano que distrajera logrando que los carámbanos quedasen enmarcados por arriba (por la roca) y por abajo (por el agua). Canon EOS 5D Mark II, EF70-200mm f/4L IS USM, polarizador, trípode, 0.6 s @ f/32 ISO 800.

Foto inferior: La sencillez de esta foto viene por la repetición de las formas geométricas (en este caso el triángulo) y la simetría en los dos ejes (pinos a ambos lados y reflejados). La Maliciosa, con sus tonalidades rojas, asomando entre los pinos como escoltas de un tesoro a guardar, aporta tensión y fuerza a la toma. El procesado en este caso ha jugado un papel clave para aportar volumen en el cielo y cargar de dramatismo la toma. Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, polarizador, trípode, 0.5 s @ f/16 ISO 800.



martes, 5 de febrero de 2013

Decisiones digitales durante el proceso de captura


Hasta hace no muchos años, con el auge de la diapositiva, el proceso creativo a la hora de plasmar lo que el fotógrafo tenía ante él acababa con el clic del disparador. Ya no había más, el trabajo para esa captura había finalizado, para bien o para mal. No había espacio para decisiones posteriores, salvo descartar la foto.

Por suerte muchas cosas han cambiado desde entonces, la llegada de la fotografía digital ha abierto nuevas formas de concebir el proceso fotográfico-creativo y el clic del disparador no supone el final del proceso sino el fin de una etapa (o el comienzo de otra, según lo queramos ver).

En la actualizad el fotógrafo digital, a la hora de valorar el conjunto de decisiones que le inducirán a realizar una foto, ya no sólo debe tener en cuenta los parámetros clásicos de luz, composición y tiempo. No. Debe ir un paso más allá, y pensar, antes de apretar el disparador, los criterios de procesado que puede aplicar a la imagen. En función de ello la imagen a tomar puede cambiar drásticamente, entre hacer la foto y no hacerla, entre decantarse por un encuadre o por otro totalmente distinto.

Nota: en realidad esto ya era así en la época anterior a la dispositiva, pero parece ser que se nos había olvidado.

Este es el caso de la siguiente imagen, tomada este pasado viernes en Sierra de Guadarrama.


Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L IS USM, 
polarizador, trípode, 3.2 s @ f/22 ISO 100


Al ver la poca nieve que había cuando aparqué el coche, decidí cambiar de planes respecto a mi idea original e intentar fotografiar el atardecer desde la cima de la Najarra (2.199 m). Después de una hora de continuado ascenso fuera de todo sendero llegué muy justo de tiempo, sin margen para explorar el lugar como me habría gustado. Toda la zona era un raso yermo y caótico de manchas aisladas de nieve y pequeños matorrales sin ningún tipo de aliciente estético. En pocos minutos el cielo comenzó a estallar en colorido. Quería captarlo en toda su dimensión pero a la vez conferir sensación de profundidad. No quedaba otra que hacer uso del gran angular, pero ¿qué primer plano utilizar? ¿un arbusto de las decenas que allí había sin ninguna gracia? ¿un manchurrón de nieve? normalmente en este tipo de situaciones lo que hay que evitar son primeros planos caóticos muy contrastados. De repente lo vi claro, debía buscar una extensión más o menos amplia de nieve y aprovechar las suaves líneas que se forman para dirigir la mirada por el encuadre. Unas líneas que aunque muy sutiles a simple vista podría enfatizar lo suficiente durante el post-procesado. Y lo sabía porque no era la primera vez que me enfrentaba a una situación de este tipo. Poder enfatizar convenientemente esas líneas conductoras de la mirada por la imagen resultaba clave para el éxito de la fotografía.

Compositivamente hablando, las líneas del primer plano inician un camino en zig-zag ayudado por la línea del horizonte y rematado las líneas de fuga de las nubes.

Si me hubiera enfrentado a esta situación en la época de la diapositiva, estoy convencido de que no habría realizado la foto y habría buscado otro encuadre. El primer plano hubiera resultado muy soso, muy plano, carente de fuerza y atractivo. De no haber visualizando en mi mente, antes de apretar el disparador, el tratamiento que iba hacerle a la foto, es decir, cómo quería procesarla, no me habría decidido por este encuadre en particular.

Tener una idea clara de lo que se quiere plasmar y cómo se quiere mostrar es clave para orientar las distintas decisiones a las que tiene que enfrentarse el fotógrafo de paisaje, en tiempo de captura y durante el post-procesado.

Para finalizar esta entrada, os dejo unas palabras de Ansel Adams con las que me siento muy identificado:

"No puedo expresar de ninguna manera con palabras el significado interno de las fotografías. Alguno de mis amigos puede pero a un nivel místico, yo prefiero decir que, si siento algo muy fuerte, es cuando hago la fotografía, que es el equivalente de lo que vi y sentí... Cuando estoy listo para hacer una foto, creo que, de forma muy obvia, veo en mi mente algo que literalmente no está allí, en el sentido real de la palabra. Mi interés se centra más en expresar algo que se construye desde dentro que en extraerlo desde fuera."