martes, 10 de noviembre de 2009

Restos del otoño

Mis últimas escapadas a los hayedos próximos a Madrid (Pedrosa y Tejera Negra) no habían sido todo lo fructíferas que yo esperaba. La tan ansiada niebla no había hecho acto de presencia y no quería despedirme del otoño sin ella. Un tiempo borrascoso me propició una última oportunidad y en hora y media de viaje dejaba el coche aparcado al borde de la carretera a los pies del sendero que se incursiona en el pequeño hayedo de la Pedrosa. El tiempo era fantástico para mis objetivos, porque las nubes bajas eran las auténticas protagonistas y como compañeros el viento, el frío, la lluvia y las primeras nieves cubriendo la tupida alfombra de hojas. Pero el otoño prácticamente ya se había despedido. Únicamente restos aislados de color recordaban el fantástico espectáculo que debió ser el lugar hacía pocas semanas.

La niebla cambia radicalmente un paisaje, simplificando el caos reinante de formas, líneas y texturas pero no por ello se hace más sencilla la tarea del fotógrafo en su ansiada búsqueda de composiciones limpias y con un mensaje claro.

Tengo que decir que me costó un enorme de esfuerzo empezar a ver posibles motivos a fotografiar y la labor se hacía más dura si cabe debido a las inclemencias meteorológicas. Soy de los que se pasan muchos minutos con el trípode en la misma posición jugando con diferentes encuadres, velocidades, diafragmas, etc. y cuando parecía que por fin algo me llamaba la atención descubría gotas de lluvia en la lente del objetivo, no cuento ya cuál era la situación cuando trataba de hacer uso de un degradado neutro. Será la falta de práctica en estas situaciones pero ese día reconozco que no iba cien por cien preparado. En poco tiempo todo lo que tenía para limpiar el equipo acabo empapado convirtiéndose la simple tarea de limpiar la lente el objetivo en una misión imposible. Desesperado tuve que regresar sobre mis pasos hasta el coche para buscar con qué limpiar los objetivos. Para la próxima vez tomo nota de llevar parasoles, toallitas en abundancia y si puede ser hasta algún artilugio para poder sujetar un paraguas sin hacer uso de las manos.

Cuando volví a sumergirme en el caótico mundo de formas retorcidas mi percepción de lo que podía funcionar o no se había afinado muchísimo más y veía posibilidades casi en cualquier rincón donde miraba. Volví a buscar unos troncos cuyas curvas sugerentes salpicadas por el color de sus hojas se me antojó que tenía posibilidades. Empecé haciendo encuadres más abiertos para ir cerrándolos hasta quedarme con lo que realmente me atraía eliminado de esta forma posibles distracciones:

Canon EOS 5D Mark II, EF70-200mm f/4L USM, trípode
0.05 s@f/8 ISO 800


Conseguí así una toma aparentemente sencilla en su ejecución. Aparentemente, porque varios fueron los obstáculos a superar. Hacía viento pero no tanto como para conseguir un movimiento de las hojas sugerente. Así que opté por una velocidad rápida. Pero tenía que llegar a un compromiso entre el ISO y el diafragma empleados. Si abría mucho el diafragma me quedaba sin profundidad de campo y tampoco quería hacer uso de sensibilidades muy altas. Al final 1/20 segundo a f/8 e ISO 800 fueron los valores de compromiso, pero con un coste: tuve que hacer varias tomas cambiando el punto de enfoque en diferentes partes de la composición para luego fusionarlas en PS. Para llevar esto a cabo nada mejor que hacer uso del Liveview de la cámara aumentando al máximo y enfocando en manual. Para la fusión probé con la característica de auto-blending focus del CS4 pero me destrozaba la imagen. No he llegado a probar aún otros programas como el Helicon Focus, porque lo que conseguí de forma manual me dejó bastante satisfecho.

Hacer fotos de detalles está bien pero quería llevarme a casa tomas que reflejaran el ambiente y carácter del lugar. A pocos metros de la foto anterior se me reveló la escena que buscaba. Un aislado brote de hojas otoñales como colgando de un hilo me llamó poderosamente la atención, pero no menos que el entorno donde se enmarcaban: unos trocos de formas carismáticas cubiertos de un musgo ancestral y salpicados por las primeras nieves daban la sensación de recibir al incauto espectador para adentrarle en un mundo de formas fantasmagóricas. Al mirar por el LCD (cada día soy más propenso a hacer uso del Liveview que a mirar por el visor) vi que aquella toma funcionaba.

Canon EOS 5D Mark II, EF24-105mm f/4L IS USM, trípode
0.5 s@f/13 ISO 400


Ya en casa poco procesamiento tuve que hacer a la foto, lo más destacable ha sido un enfoque por zonas para resaltar los árboles del primer plano y el musgo potenciando el efecto de tridimensionalidad que ya de por sí confiere la niebla.

Eran casi las tres de la tarde y no había probado bocado, satisfecho decidí que ya era hora de volver a coche y llevarme algo a la boca, pero a cada paso la siempre presente posibilidad de dar con una composición o motivo que se me hubiera pasado por alto me hacia detenerme y mirar 360 grados a mi alrededor. Cuando llegué al inicio del camino reparé en que los troncos de esta zona del hayedo tenían formas más solemnes en un espacio más abierto y despejado. No quise dar por terminada la jornada sin una toma más reflejando esta particularidad del lugar donde me hallaba, con la niebla siempre presente, como una musa inspiradora.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM, trípode
2 s @f/19 ISO 100

Michael Kenna en Hokkaido

Michael Kenna, Kussharo Lake Tree, Study 7, Kotan, Hokkaido, Japan (2007)

Cada día me resulta más difícil dar con algo que me inspire, que me de ideas y me empuje a salir a hacer fotos. Hoy me he topado con este vídeo de Michael Kenna, ¿qué puedo decir? me resulta de una exquisitez pasmosa. Su forma meditada de enfrentarse a un motivo en cierto modo no se me hace ajena. Creo que todos los paisajista trabajamos de forma parecida, fundiéndonos con el motivo a retratar para inmortalizar cualquier vislumbre de la magia que intuimos que tiene. El tiempo se detiene, el frío ni se siente ni se padece y el calor de la creación artística nos mantiene en un estado de bienestar casi espiritual.

¡Que lo disfrutéis!