viernes, 31 de diciembre de 2010

Las mejores del 2010


En este ultimo día del año ya puedo presentaros las que a mi juicio son las fotos más destacadas de las que he tomado durante el 2010.

No voy a detenerme en cada una de ellas porque ya he contado sus pormenores a lo largo de los diferentes posts que he ido publicando.

Si del año pasado decía que había sido escaso en fotos, este año lo ha sido aún más, no obstante las experiencias han sido igual o más enriquecedoras.

¿Qué nos deparará el año 2011? Permaneced atentos...

Nota: a la hora de realizar este collage he descubierto que el lightroom 3 resulta ideal.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Previsualización en el mundo digital vs el mundo analógico

Desde hace bastante tiempo soy fiel seguidor de Brooks Jensen, editor de la conocida revista LensWork, sus podcasts me resultan extremadamente inspiradores. Mientras iba de camino al trabajo esta mañana me he topado con dos de ellos que me han hecho recordar aquella entrada donde comentaba mi punto de vista sobre un artículo de Fernando Puche y que titulé “4.000 fotos en 10 días”.

Los dos podcast cuyos enlaces os pongo a continuación relatan muy bien la nueva forma de trabajar de aquellos que disparan en digital frente a la forma análogica de enfrentarse a la fotografía de naturaleza y el porqué en el primer caso es fácil acabar con un número mayor de fotografías tomadas que si trabajáramos en analógico.

Espero que os resulten tan reveladores como a mí:

LW0555: Previsualization, But Not in the Field
LW0556: Data Gathering in the Field

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Hablando de estrellas solares...

No hace mucho tiempo alguien me comentó que un elemento común característico de mi trabajo fotográfico es la estrella solar que aparece en algunas de mis fotografías. Es algo en lo que no me había parado a pensar hasta que me lo mencionaron. No me he puesto a comprobar en qué porcentaje de mis fotos aparece este elemento, pero no me hace falta conocerlo para saber que es superior al de la mayoría de fotográfos de paisaje. Más allá de serme familiar la técnica requerida para obtenerla, la inclusión de una estrella solar en la foto proporciona un punto de atención visual de un impacto quizás sólo superado por el de la figura humana.

Es indudable su valor y fuerza estética en una fotografia, pero la pregunta que me surge es hasta qué punto se puede y debe abusar de este tipo de recursos visuales una vez se convierte en el sello indiscutible del trabajo fotográfico de uno, y por tanto su obtención no nos requiere ya un esfuerzo extra; si nuestra meta, desde un punto meramente artístico, es progresar como fotógrafos.

He de confesar que no tengo una respuesta clara. Cuando salgo con el equipo fotográfico al hombro suelo ir con unas ideas más menos claras de lo que quiero pero si la escena delante de mi no me habla, no me comunica una sensación de momento único donde todos los elementos visuales, estéticos y ambientales confluyen de forma armónica, no suelo apretar el dispador de la cámara. ¿Debería evitar tratar de plasmar esa experiencia, que para mi tiene un sentido y que en cierto modo es única, por el hecho de acabar realizando un cliché más dentro de mi obra fotográfica? Hoy por hoy creo que no, aunque es cierto que cada día soy más selectivo con las fotos que hago y tiendo a repetirme menos si las fotos que voy a realizar se parecen ya a algunas que en su día no me llenaron, a pesar de que en el momento de estar frente a la escena, cámara en mano, ésta parezca decirme lo contrario.

Como parte del aprendizaje, lento pero continuo, en el que me veo inmerso soy cada vez más consciente de buscar “la foto” “bajo mi pies”. Me veo más atraído por esos paisajes íntimos, sin escalas y referencias que obligan al espectador a realizar un trabajo mental mayor y por ello, quizás, dedicar más tiempo a su contemplación. Suele ser este tipo de fotografía bastante menos planificada en mí que la de paisajes más abiertos y más clásicos. Para muchos será también menos evocadora por la falta de ese carácter contextual de elementos reconocibles, pero descubrir la armonía y la belleza en un pedacito naturaleza que pasa imperceptible al 99,99% de los humanos te llena de orgullo y satisfacción y deja sembrada el alma para en la próxima salida fotográfica salir con la ilusión y ganas de un niño en la vispera de Reyes.

Las fotos que acompañan estas líneas fueron tomadas el pasado fin de semana y pueden considerarse las últimas del año 2010, un año escaso en fotos pero no en experiencias. En una próxima entrada de mi blog presentaré un resumen de las mejores fotos de este año que acaba.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Mapas de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici



Me es grato anunciaros que la edición actual de los mapas del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici que edita la editorial Alpina incluye dos fotos mías en sus portadas.

¡Felices Fiestas!



Un año más os envío mis mejores deseos para estas fiestas. Que el nuevo año que va a dar comienzo venga cargado de ilusiones renovadas y vea cumplidos, si no todos, al menos parte de nuestros sueños y proyectos.

¡Qué la buena luz esté con todos vosotros y... sed felices!


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Visiones contrastadas

Tras un mes sin coger la cámara y hastiado del trabajo aproveché la primera oportunidad que tuve para subirme, esta vez en compañía de mi hermano, a uno de mis rincones favoritos de la sierra de Guadarrama, la Cuerda de las Cabrillas, que en estos meses de invierno tiene la orientación justa con un sol que se pone casi de frente.

A pesar de encontrar más nieve de la que me imaginaba mantenida por la bajas temperaturas de los últimos días, el atardecer fue de lo más soso y la inspiración reinó por su ausencia.

No obstante pude traerme un par de fotos, ambas radicalmente distintas. La primera de ellas producto de concentrar mi búsqueda a escasos metros de mis pies, olvidándome del paisaje que se abría ante mi. La luz de sol tamizada por la nubes bañaba un pequeño saliente donde el viento había acumulado la nieve. Decidí utilizar un diafragma abierto para concentrar la atención en la zona iluminada manteniendo desenfocado los extremos a la sombra. Se trata de una foto donde se pierde toda referencia de escala, y la sencillez es la verdadera protagonista.

La segunda foto, más clásica, me dio pie a practicar una vez más una técnica que cada día se está poniendo más de moda con el fin de conseguir profundidades de campo ilimitadas. Me atraían las formas heladas de la lengua de hielo y como éstas conducían las mirada hasta las cumbres del fondo y el sol, pero estando a unos escasos 20cm era imposible mantener a foco toda la escena. Así que recurrí a fotografiar el mismo encuadre cuatro veces variando únicamente el punto de enfoque con el diafragma fijado a f/13 para máximizar la calidad de imagen. Con el liveview de la cámara y al 200% no fue problema enfocar manualmente los puntos elegidos. En casa uní esas cuatro fotos con el programa Helicon Focus y voilá, este es el resultado.