lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Por qué mostramos nuestras fotos?


Hace poco, en este mismo blog, me plateaban la pregunta de cuáles eran, a mi juicio, la razones por la que tanto nos gusta a los fotógrafos enseñar nuestro trabajo.

He de reconocer que alguna vez me he planteado esta pregunta, pero lejos de dar una respuesta rápida, quise indagar más en las razones desde un punto de vista, por así decirlo, más sociológico o de comportamiento humano.

No hay duda de que el ser humano es un ser social (ya lo decía Aristóteles «zoon politikon») y compartir logros, experiencias, emociones, etc. está totalmente imbricado en nuestros genes. La fotografía no es más que un vehículo más, como lo es el lenguaje, la escritura o cualquier otra disciplina artística, para conseguir comunicarnos con los que nos rodean.

Hace no muchos años si queríamos compartir nuestro trabajo con otros teníamos que ceñirnos a nuestros círculos de amigos y familiares más cercanos. Hoy en día con el auge de Internet, podemos acceder a una audiencia de cientos de personas en cuestión de minutos. No hay duda, pues, de que Internet se ha posicionado como el escaparate por excelencia para mostrar nuestras fotos frente a otros medios más tradicionales basados en un soporte físico (revistas, álbumes, exposiciones), así que gran parte del discurso que sigue se centrará en Internet.

Resulta indudable que, como parte de nuestra evolución como fotógrafos, mostrar nuestro trabajo se ha convertido en nuestra mejor herramienta de aprendizaje. A través de Internet una foto puede ser vista en cuestión de horas por miles de ojos aportándonos en muchos casos sugerencias de mejora o indicios de si lo que pretendíamos comunicar era fiel a nuestros propósitos.

En otros casos, necesitamos contar con segundas opiniones sobre nuestras fotos, no tanto como vehículo de aprendizaje sino como forma de desvincular la carga emotiva de la foto de la experiencia vivida. No son pocas las veces que una fotografía despierta en su autor unas sensaciones muy distintas, generalmente magnificadas, de las que perciben el resto de espectadores.

Investigaciones en el campo de lo que se conoce como psicología del ciberespacio o ciberpsicología han destacado el claro beneficio terapéutico que supone la fotografía en el ámbito de Internet. No sólo por el mero hecho de dar a conocer nuestro trabajo a otros sino también por el hecho de permitirnos construir y enriquecer nuestra red de contactos y relaciones sociales con otras personas afines a nuestros gustos.

Compartir experiencias a través de la fotografía también puede tener un carácter meramente altruista. Sólo hay que pensar cuánto hemos aprendido de cada uno de los errores y aciertos de otros fotógrafos que diariamente publican sus vivencias en sus blogs. Cualquier relato con fotografías nos acerca mucho más a lo vivido por su autor, complementándose mutuante texto e imagen. Este podría ser un ejemplo más de que el todo es mayor que la suma de sus partes.

Para terminar me pregunto si la fotografía en general tiene razón de ser si la desproveemos de su carácter comunicador de emociones, de experiencias. Una fotografía que sólo es vista por los ojos de su autor, ¿cumple su propósito?. Lanzo ahí la pregunta....

Primeras luces en Cabo de Trafalgar, Cádiz
25s @ f/20, ISO 100,  Canon EF 17-40mm f/4L USM @ 17mm
Filtro degradado inverso de 3 pasos, polarizador, trípode