miércoles, 28 de octubre de 2009

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Se puede decir que hoy me estreno oficialmente en Twitter. Este será el vehículo para dar a conocer de forma más asidua lo que hago y dejo de hacer, lo que me gusta y me disgusta dentro del mundo de la fotografía. Allí nos vemos....

viernes, 23 de octubre de 2009

Fotografiando el otoño en Pedrosa y Tejera Negra

Como cada año por estas fechas el otoño viste de colorido el paisaje y no hay fotógrafo de naturaleza que se resista a sus encantos. Quehaceres familiares no me han permitido una escapada como me hubiera gustado al norte del país, donde los hayedos muestran mejores trajes de gala. No obstante, ha sido la excusa perfecta para acercarme a dos hayedos cercanos en provincias limítrofes a Madrid que no visitaba desde hacía muchos años: El hayedo de la Pedrosa, en Segovia, y el Parque Natural del Hayedo de Tejera Negra en Guadalajara. Su situación tan meridional los hace muy singulares pero por estar en el límite de su zona de influencia las hayas no tienen el porte y las dimensiones que alcanzan en zonas más septentrionales como Pirineos.

He tenido ocasión de fotografiar estos hayedos y en concreto el de Tejera Negra, dos días con condiciones medioambientales bien distintas (despejado y cubierto) y desde dos perspectivas también distintas (perspectiva aérea y dentro del hayedo). Es curioso que sintiendo más atracción por visitar los hayedos durante días cubiertos y lluviosos me siento más satisfecho con las fotos que hice el primer día con cielos despejados.

En mi web tenéis una selección de las fotos que hice.

En la primera escapada mi intención era la de fotografíar el otoño en el valle del río Zarzas con las luces del amanecer. Para ello tenía que recorrer kilómetro y medio hasta la Tiñosa (1935m) en plena noche con la ayuda del GPS sin la experiencia previa de haberlo visitado antes. Como era lógico llegué muy justo de tiempo para buscar una composición que me gustase y perdí la ocasión. No obstante, el otoño ya había moteado de color el valle y se prestaba muy bien retratar detalles del mismo con el 70-200. Haciendo de parasol con la mano conseguí una de las mejores fotos de aquella jornada:

Canon EOS 5D Mark II, EF70-200mm f/4L USM, Polarizador, trípode
1,5s@f/19 ISO 100

Seguramente repita la excursión en invierno pues la ruta se presta muy bien a unas raquetas y este mismo encuadre del valle recién nevado puede resultar muy atractivo.

De regreso hice una incursión por el hayedo de la Pedrosa, aún en sombra en algunas zonas, lo que favorecía la toma de algunas fotos pues el rango dinámico no era excesivo, pero muy seco por la ausencia prolongada de lluvias. Había zonas de auténtica explosión otoñal, pero resulta tan difícil componer en el interior de un bosque, más si es tan pequeño como este, que la mayoría de las veces resulta frustrante. La niebla es el único factor meteorológico que ayuda a mitigar ese caos de formas, líneas y texturas superpuestas, pero era algo con lo que ese día no contaba. De hecho la cosa podía empeorar si el sol comenzaba a asomar.

Como fotógrafo de naturaleza uno tiene que ver más allá de lo evidente y situarse en otro plano mental y creativo si quiere producir algo medianamente artístico. No buscaba, pues, una foto que representara el entorno en el que me encontraba, como el 90% de las personas que por allí han pasado seguro que han hecho. No, mi mente se hallaba receptiva a cualquier matiz sugerente de formas singulares y contrastes de colores y texturas. Simplemente buscaba algo que me hablase (en este enlace podéis leer un inspirador artículo del fotógrafo Ian Plant sobre cómo plantear una fotografía creativa de paisaje esforzándose por huir de lo evidente). Así fue como me topé con unos troncos cuya monocromía resaltaba sobre el juego de texturas verdes, amarillas y naranjas, con el complemento ideal y que realmente fue lo que me hizo ver que podía haber posibilidades de foto: como telón de fondo la pared aún a la sombra de un pequeño risco que sabía aportaría una tonalidad azulada que complementaría el colorido de la escena. Entre lo abrupto del lugar y la búsqueda de una composición agradable prácticamente sólo me dió tiempo a hacer una foto antes de que el sol asomase impactando de lleno en el objetivo con el consiguiente flare y pérdida absoluta de calidad. Fui buscando otros encuadres en los que trataba de ocultar el sol tras la roca pero ya eran otras composiciones...

Canon EOS 5D Mark II, EF70-200mm f/4L USM, Polarizador, trípode
2s@f/16 ISO 100


El procesado de la foto tiene sus peculiaridades paro resaltar los troncos y crear cierto ambiente místico. Quién quiera saber los detalles no tiene más que comentármelo.

La jornada había llegado a su fin y me había quedado con ganas de pisar un hayedo un típico día gris y lluvioso de otoño. Así que ni corto ni perezoso arreglé las cosas para poder hacer una visita al hayedo de Tejera Negra entre semana aprovechando la borrasca que teníamos en el centro de la península.

La visita en días laborables es la única forma de tener opciones de poder recorrerlo sin reserva previa dejando el coche en el parking, huyendo, además, de las multitudes que suelen asolar el parque natural durante los fines de semana de otoño.

Al final, las fotos que me traje me gustan menos que las del primer día pero el recuerdo que tengo de pisar la alfrombra de hojas mojadas, el ruido de las hojas mecidas por el viento y el descubrir en soledad pequeños rincones donde la luz dorada que se filtra a través de las hojas otorga una magia única al lugar, que difícilmente se me borrara en mucho tiempo.

Cuando las fotos no llaman a tu puerta siempre queda la experiencia vivida que muchas veces es más intensa y perdurará más en el tiempo que cualquier retrato que nos llevemos casa.

Canon EOS 5D Mark II, EF17-40mm f/4L USM, Polarizador, trípode
10s@f/16 ISO 100